Era prácticamente tierra arrasada, una ciudad con vestigios coloniales, la mística del budismo y secuelas de la ocupación de Estados Unidos. Los franceses la rebautizaron como Tourane, llegó a ser una poderosa base aérea norteamericana y recuperó su nombre ancestral, Da Nang (nacimiento de un gran río).
Tocada con la idea de una varita mágica, la urbe del centro de Vietnam es en la actualidad una suerte de milagro casi inverosímil para quienes la conocimos hace 20 años.
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