Hace unos días mi hija Dalila me llamó para decirme que se había ganado 250 mil euros, gracias a la generosidad de la Fundación Bill Gates. Luego me aclaró, con un poco de sorna, que en realidad el premio era para su actual compañero sentimental.
Fue mi risa la que permitió el relajamiento en el diálogo. Me explicó además que una conocida de ambos en cuya casa se hospeda la cuenta de Internet, al enterarse de la noticia les pidió con mucha humildad un regalito.
Lo único que quisiera de ustedes, ya que tendrán tanto dinero, es un carrito para mi niño… ¿de juguete?, se preguntaba mi princesa mientras escuchaba la voz del otro lado del teléfono. Al final, la señora de marras fue más directa: un auto de los usados para taxis (12 mil dólares).
No tendría idea de la razón por la cual Bill Gates, considerado uno de los hombres más ricos del mundo, se había vuelto tan, tan generoso, a cambio de nada. O de pronto, andaba en busca de algún entretenimiento o hobby y en ese caso le pareció lanzar una lotería internacional para obsequiar dinero.
Nada más lejos de la verdad. La renovada tendencia de los timos y estafas piramidales simplemente aterriza también a tono con la realidad tecnológica de nuestros tiempos. Me hago idea de que alguna vez en el pasado existieron igualmente hasta con palomas mensajes o telegramas.
Los timadores se valen de las más insólitas argucias para atrapar a los incautos. Confieso sin ambages que hace 20 años sucumbí al cortejo del dinero (que no lo es todo en la vida, pero ¡como ayuda!).
Asentado en Hanoi, Vietnam, un buen día recibí una carta a mi nombre y mi dirección en la cual, muy respetuosamente, un ciudadano británico de paso por Nigeria, me relataba su odisea para poder sacar su dinero del país africano.
Se trataba de una cifra enorme, algo así como el equivalente a 750 mil dólares. En detalles me decía que un 30 por ciento del monto le pertenecía y el resto era de su compañía. A cambio de que yo le permitiera ingresar tamaños guarismos en mi cuenta bancaria, me ofrecía una comisión de 20 mil dólares.
Uf, ¡20,000 dólares!
Sin embargo, el sexto sentido y Pepe Grillo me aconsejaron de no caer en la tentación. Demasiado bueno para ser verdad.
Entonces me parecía genial la frase de Woody Allen: “La vida está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, un pequeño chalet…”. Francamente, me sigue gustando la filosofía de la frase.
Pero igual he logrado desarrollar mi olfato para no caer en trampas que apuntan hacia las estafas piramidales. Mucha gente se deja engañar bajo el espejismo de que no posee recursos, olvidando la máxima de los estafadores: llenar las arcas de muchos poquitos.
Hay de todo. Apartamentos o casas de alquiler baratos; regalías de tiempo para teléfonos celulares; elección de cuentas de Internet o números telefónicos al azar.
De los apartamentos, la modalidad favorita es pedir un precio muy atractivo, 600 dólares o 500 euros mensuales. El dueño no está en el país, pero puede llegar para cerrar contrato si antes el interesado le adelanta 1,200 dólares o 1,000 euros de fianza.
-PHISHING-
En una gama amplia y diversa de estilos refinados para la estafa, sobresale el llamado Phishing que proviene del inglés y quiere decir Password Harvesting Fishing, en español COSECHA Y PESCA DE CONTRASEÑAS.
El señuelo es sencillo. Un email de un banco prestigioso (puede que los “pescadores” envíen millones de correos electrónicos), que notifica al interesado el supuesto ingreso de cierta cantidad de dinero (no muy elevada) a su cuenta y con número de control.
Aparecerá el nombre de alguna persona como remitente y ante la duda, los más ingenuos consultarán la cifra. El timo seguirá a continuación de muy diversas maneras.
Las estafas piramidales son bastante más complejas y la vez ingeniosas. Parten de una actividad que no existe en realidad y se nutre de los “nuevos” inversores, que alimentan a los “viejos” iniciadores de la empresa.
Revienta cuando crece en demasía y comienzan a recelar los recién llegados al timo. Entonces, los astutos creadores del bluff se marchan en estampida con todo el dinero disponible y listo.
Un consejo simple: ante el brillo reluciente del dinero fácil, no se deje llevar por cantos de sirena y espejismos. Siga su vida normal y con dignidad.
Mejor así.
El internet esta lleno de estos mensajes. y no solo el Internet, ahora es muy común recibir estos mensajes por SMS en el Móvil.
Formas de estafar siempre habrá.
mucho cuidado.
Mi sitio web: Paginas web PYME
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Así es. Internet debería estar reservado para cosas interesantes o por lo menos atractivas para un lector común.
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