Símbolo del poder, los elefantes de la dinastía Nguyen, la última de las monarquías de Vietnam, tenían al parecer algo de sangre azul. De manera inobjetable se las arreglaban para aplastar literalmente a los tigres en combates celebrados cada mes en la Arena Real de Hué, en el centro del país del sudeste asiático.
Lo cierto es que los elefantes recibían entrenamiento especial y eran muy bien alimentados, mientras a los tigres se les cortaban las garras. El emperador Minh Mang (1820-1841) quería enviar un mensaje claro al pueblo: los paquidermos, dueños de una fuerza invencible, siempre vencerían a los rebeldes.
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