Hace algunos meses cuando preparaba mi visita a Sudáfrica un buen amigo, apasionado por deidades y asuntos de la mística, me imploró le comprara una pulsera de pelos de elefante. Tomé nota pero no le di importancia especial al asunto.
Sin embargo, Sammy, que así se llama el amigo, insistió de mil maneras y casi me obligo a hacer un pacto de sangre para conseguirle los famosos pelos de elefante. Lo prometí solemnemente, seguro de que sería una artesanía que pulula en los mercados sudafricanos.
Hasta ahora nada. Ya comienzo a temer que deberé lanzarme en un safari para acercarme a los paquidermos y … buscar en la zona de los parques naturales tiendas de artesanía que confeccionan las dichosas pulseras. Vale aclarar que los pelos se caen naturalmente y son recogidos en las reservas.
Recuerdo haberlas visto en Zimbabwe hace algunos años. Como es de imaginar los pelos son duros con la consistencia de alambres de acero y salvo el hecho de decir que son de elefantes, su atractivo estético es nulo. Sospecho que Sammy tiene alguna promesa con el ornamento.
De los mastodontes de trompa sui-géneris, hay un par de anécdotas muy interesantes que recogí por estos lares. La primera me la contaron latinoamericanos de El Salvador, Brasil, Argentina, Venezuela y Colombia que pertenecen a Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) o trabajan con agencias de la ONU.
En una ocasión decidieron ir juntos de safari a uno de los Parques Nacionales de Sudáfrica, quizás el más renombrado, Greater Kruger Park, donde los animales viven salvajes en su hábitat sin rejas ni cadenas, aunque en un perímetro determinado para su mejor cuidado.
Cuentan que en el Greater Kruger es fácil ver a los llamados Big Five: leones, elefantes, rinocerontes, búfalos y leopardos.
De los 30 millones de kilómetros cuadrados de Africa, el 7% está ocupado por 1,022 zonas protegidas en diferentes modalidades. En Kenya, Tanzania, Botswana, Uganda, Zimbabwe, Namibia y Ruanda, además de Sudáfrica, se ubican probablemente los mejores Parques Nacionales.
Andaban por las sábanas cuando de pronto su camioneta afrontó problemas técnicos. Luego de revisar el motor, el chófer propuso dejar enfriar un rato el vehículo, de día pero literalmente en medio de las selvas africanas.
Con el capó de la camioneta todavía hirviendo, se acercó lentamente un elefante, de piel muy oscura, relucientes colmillos y rostro de pocos amigos. Luego de husmear por los alrededores, decidió recostarse al transporte.
La alta temperatura lo molestó sobremanera y con la trompa comenzó a golpear ferozmente a la nave. Sus tripulantes se vieron obligados a correr hasta alejarse lo suficiente del mamífero placentario. Por suerte con un walki talkie se logró dar la voz de alarma y en pocos minutos apareció un jeep de rescate.
Estaba borracho, había comido Marula, comentó el salvadoreño en tono de chanza. Así destapó el segundo capítulo relacionado con los elefantes, que gustan bastante de comer la Marula.
La Marula es el fruto silvestre que permite elaborar en Sudáfrica el reconocido licor Amarula, que se asemeja en su textura el Baileys con la diferencia de que en lugar de whisky, el alcohol surge precisamente de la naturaleza.
Cuentan los nativos de aldeas remotas de Sudáfrica que los elefantes adoran la Marula y sacuden sus árboles para comer el fruto. “A veces se hartan, se vuelven como locos y actúan de forma peligrosa” bajo los efectos de una borrachera selvática.
-LEONES Y OTROS DEMONIOS
Otro pasaje para poner los pelos de punta (no de elefantes), de acuerdo con una amiga irlandesa y su esposo radicados en Zimbabwe, relata la aventura de suspenso y peligro que les ocurrió en Hwange, a poca distancia de las espectaculares Cataratas Victoria (Victoria Falls).
La instalación, a diferencia de la mayoría, no está abarrotada de turistas y el disfrute de una noche de luna llena es inigualable por la belleza del cielo estrellado. Rompiendo las reglas de Hwange, donde abundan elefantes, antílopes y hienas, decidieron salirse de los límites de su cabaña.
Se llevaron una nevera con biltong (carne seca de la cocina sudafricana), jamón y jugos, además de dos botellas de vino. La nevera sería su tabla de salvación.
Armaron una casa de campaña de lona oscura y junto a un farol dejaron la nevera. Al rato sintieron el rugido animal, muy posiblemente de un león. Apenas el atisbo tembloroso desde la frágil cobija les permitió ver al felino arremetiendo contra la nevera hasta saciarse con el biltong y el jamón.
Fue suficiente, porque la pareja irlandesa recibió sólo un fuerte regaño de la administración del Parque de Hwange y salió ilesa con mucha suerte.
En un hotel de Victoria Falls, donde tuve el placer de hospedarme para visitar las maravillosas cataratas, los empleados hablaban de un hipopótamo que bautizaron como Fito, que en una ocasión salió del río Zambezi para terminar en la piscina del albergue.
Ingenuo, dije que era simpático ver a un hipopótamo libre en una piscina, frente a lo cual un camarero me aclaró que el mamífero artiodáctilo es básicamente herbívoro, pero es muy agresivo y también puede devorar con fruición humanos “por estrés nutricional”.
Excelente las anécdotas, no me imaginé que el Marula en directo tenía esos efectos,si esos animales se acostumbran al guaro selvático hay que cuidarse el doble,jejejejejejejejeje.
Otro dato interesante que desconocía, que los pelos se les caen.
Me parece bien que vayas pensando en un Safari para cumplir con tu amigo.
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la idea del Safari me apasiona. pero por las dudas seguiré indagando por otros lares. Agradecido
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Que buen blog, conocer un poco más de la aventuras de personas que van a visitar estos parajes, y se atreven a estar tan cerca de estos animales salvajes, Hubiera sido muy bueno que le mandara una plantita de Marula a su amigo Sami, no cree señor Fausto, saludos Zuleyka desde Panamá
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pues el amigo sammy es un experto en el Seco…no creo que le apasione el Amarula, pero como tiene la capacidad del catador, quien sabe. gracias por los comentarios.
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???? no entendi y la pulsera que paso ???
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bueno la pulsera sigue pendiente a ver si me lanzo a un parque natural, porque ni en Pretoria ni en Johannesburgo las he visto.
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La selva para los animales. Entrometerse en su hábitat muchas veces cuesta caro, especialmente cuando la gente resulta ser demasiado imprudente.
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La verdad es que detrás de las rejas o a una distancia prudencial son muy interesantes. Pero en la distancia. Thanks a lot.
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Este interesante articulo y gracias a Los Pelos de Elefante le han dado mucho Ache a este blog y seguro estara entre los mas visitados. Espero noticia la proxima semana incluyendo los de jirafa.
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Que vivan los Pelos…de Sudáfrica!!!!
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Que Vivan los Pelos de..Sudáfrica!!!
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Moraleja ……respetemos su espacio por muy tentativo que sea ,,,,,,ellos borrachos con sus frutas, muertos de hambre o simplemente sintiendose invadidos harian lo mismo que cualquiera que nosotros …..Defenderse y sobrevivir ……
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Pues no creo que sin la Marula se mueran de hambre…claro que con más de una tonelada de peso, es mucha la hierba que necesitan.
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Yo tengo pulseras de pelo de elefante de dos y tres nudos
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Yo estoy en México df
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Le acabo de enviar su email. Suerte con la pulseras.
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Bueno, hay personas que a ratos me piden y yo no tengo. Le sugiero mire en los comentarios de este post, ahí recientemente pidió ayuda para encontrar pulseras una amiga uruguaya. De todas formas le daré sus coordenadas.
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Tengo una pulsera y nada ha cambiado aunque sí que es linda
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Bueno yo tengo otra y lo mismo. La veo como una prenda y punto, además que contar que son pelos de elefante tiene su onda.
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SI QUERES CONOCER AFRICA EN SU ESPLENDOR Y MARAVILLA… TE ANIMO A BUSCAR INFORMACIÓN DE cHEETA TENTED CAMP. nO HAY PALABRAS QUE QUEPAN EN NINGUN MENSAJE PARA DESCRIBIRTE LO MARAVILLOSO QUE ES. tUVE LA SUERTE DE IR DOS VECES, Y REALMENTE ESPERO VOLVER ANTES DE PARTIR.
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Me alegra mucho tanta pasión y entusiasmo. Sólo así podemos adentrarnos en lugares y momentos vividos. Siempre será un placer volver a Africa, ya veremos si la vida me lo permite. Gracias.
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