
Tokio ya es historia y le decimos adiós con un respetuoso Arigato, lleno de admiración. Se abre un nuevo capítulo y damos la bienvenida con un Bonjour a París, la ciudad donde nació el olimpismo moderno de la mano del Barón Pierre de Courbertin.
Más allá del protocolo y los análisis deportivos, la dedicatoria suprema hoy en día debe ser a los japoneses. Contra viento y marea acaban de ofrecerle un ejemplo al mundo, de amor, entrega, sacrificio y dedicación.
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