La ceremonia de la cena acaba de terminar y antes de la tradición del té verde de la sobremesa, el hombre se dirige con una sonrisa pícara hacia un estante. Saca una pequeña botella con líquido ambarino y me dice sin protocolos: ¡es algo especial que las mujeres aprecian mucho!

En ese entonces, por los años 1990, no se conocía la viagra, pero ya los asiáticos habían avanzado bastante en el tema. Desde tiempos inmemoriales, un emperador vietnamita llamado Minh Manh, se declaraba macho cabrío capaz de atender a sus 162 concubinas, gracias a un brebaje misterioso.

Me lo contaron en Hué, la enigmática Ciudad Imperial del centro de Vietnam, adornada por el Rio del Perfume y antiguos Palacios y Pagodas, llenos de historia y leyendas. Y hasta me regalaron una linda ánfora azul que contenía, supuestamente, una reserva del licor mágico de Minh Mah.

-MISTICA ASIATICA-

El rostro de la señora de la casa parece ruborizarse, pero sólo para acentuar una frase: es buenísimo, yo te lo garantizo.

Lo dice con la vista frontal y sus ojos revelan la extraña complicidad de compartir secretos de alcoba. Consciente de la embarazosa situación, el marido se acerca y me coloca su mano en el hombro: es una bendición de la naturaleza.

La escena se repite con frecuencia en pequeñas fiestas o cenas en las cuales las familias vietnamitas se esmeran en dar crédito a la extraordinaria variedad de la cocina del país de Indochina, con alrededor de 500 platillos.

Los anfitriones durante mi larga aventura asiática sabían de mi escepticismo en torno a los llamados brebajes afrodisíacos, pero para no variar, insistían.

Sacrosanta paciencia asiática que se nutre precisamente de la persistencia. Una vendedora de flores puede permanecer horas en cuclillas y no dejará nunca de abordar a los transeúntes; lo mismo harán comerciantes y camareros de restaurantes, que son prácticamente todos.

En Vietnam, como en casi toda Asia, existe una arraigada creencia en los poderes sexuales de ciertas combinaciones de plantas con determinadas partes de animales considerados virtuosos, entre ellos el tigre, el rinoceronte, los osos y las serpientes.

Supone un grave problema que coloca en peligro de extinción a muchas especies. La batalla librada ha recuperado espacios, sin embargo, el asunto se remite a tradiciones ancestrales como ocurre con la pesca de las ballenas por Japón que no ha cesado, a pesar de las condenas internacionales.

Nunca fui invitado a degustar una sopa de pene de tigre por dos razones esenciales: un plato de este tipo supera los 400 dólares y siempre dejé en claro mi culto a la preservación de animales en peligro de extinción, al margen de otros prejuicios…

El vino de serpiente, que tampoco es barato, es más popular y en más de una ocasión me vi obligado a probarlo. No así el caldo de cuerno de rinoceronte; sangre pura de ofidios; carne semicruda de osos salvajes; cocimientos de huesos de tigre; o raíz de la vida (el famoso Gin Sen o ginseng).

Para muchos asiáticos, amén de las hipotéticas virtudes para la sexualidad, son elementos que permiten navegar dentro de la anhelada fuente de la eterna juventud. Otros, más terrenales, se afianzan a la longevidad con una vida sana y el aderezo de una alimentación siempre de productos naturales.

-TRADICIONES Y CONTRASTES-

La mujer vietnamita, recatada por lo general, evasiva ante cualquier intento de un beso amistoso, está, sin embargo, preparada desde la niñez para cumplir con los llamados deberes del hogar, incluida por supuesto la intimidad.

Tradiciones de corte machista que se asientan en la cocina, el conocimiento de un instrumento musical y naturalmente, la sensualidad. Sin embargo, es también en Vietnam la que maneja los negocios de la pequeña y mediana empresa, y eventualmente en la cumbres.

Con este perfil, es al mismo tiempo bastante abierta para abordar temas eróticos y aconseja sin ambages la ingestión de determinadas bebidas afrodisíacas.

En el espectro vietnamita, la medicina verde y productos naturales poseen una preponderancia enorme. Un antiguo representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el sudeste asiático me comentaba del éxito de muchos de ellos para el sistema nervioso, tratamientos en la piel, quemaduras e inflamaciones.

Pero en cuanto a la potencia sexual y el erotismo, no se ha dicho la última palabra y la apuesta a los brebajes afrodisíacos es absoluta diríase que en la mayor parte de Asia.

Por ahí está la India, que tiene su propio catálogo y el muy afamado libro del Kama-Sutra, que por algo será (…).