Valle Nevado, Chile.- Falta oxígeno a tres mil 200 metros sobre el nivel del mar, los pies y la nariz parecen congelarse, mientras la espesura blanca de la nieve deslumbra demasiado. Sin embargo, estamos felices.

Fascinación por la nieve, sería la respuesta aproximada más coherente. Los humanos, en su inmensa mayoría, sentimos atracción por la blancura que adorna montañas y poblaciones, casi tanta como por las playas y temperaturas cálidas.

Alguien resumía nuestros sentimientos en una frase:

-La maravilla de un solo copo de nieve supera la sabiduría de un millón de meteorologistas-

-NIEVE EN CHILE-

En Valle Nevado, Chile, se encuentra el centro invernal más grande del hemisferio Sur, con 37 kilómetros de pistas para esquiar y realizar todo tipo de deporte en la temporada, que en el país austral se da de junio a septiembre de cada año.

Asegura Wikipedia que la nieve es el vapor de agua que experimenta una alta deposición en la atmósfera a una temperatura menor de 0 grados Celsius, que posteriormente cae sobre la tierra.

Se trata de una precipitación de pequeños cristales de hielo devenidos copos, cuyas distancias longitudinales son mucho mayores que las distancias transversales de éstos, por lo cual ninguno es idéntico al otro.

Sapporo, Japón, con más de un millón de habitantes, tiene el dudoso privilegio de recibir la mayor cantidad de nieve anual en el mundo, con un promedio0 de 595 centímetros.

A sólo 46 kilómetros al sur de Santiago de Chile, aparece majestuoso Valle Nevado, diseñado por emprendedores franceses en 1988 al estilo de los refugios de los Alpes.

Para llegar, el ascenso regala vistas espectaculares, aunque también el peligro de subir por una carretera llena de curvas que bordean la majestuosa Cordillera de los Andes.

-NOCHES BLANCAS-

No son frecuentes las grandes nevadas en París, pero cuando ocurren añaden otro toque mágico a la Ciudad Luz, que se deja amar con pasión en invierno.

Belleza singular en Reims, la principal urbe de Champagne-Ardennes, el emporio mundial de la champaña. Alrededor de su imponente Catedral de Norte Dame de Reims, de estilo gótico, siempre hay mucha nieve en invierno y temperaturas de 10 grados bajo cero.

Ginebra tampoco es el sitio especial de la caída de copos. Sin embargo, comparte el fabuloso Mont Blanc de Francia, la montaña cumbre de los Alpes.

Luego, en mis andaduras por el Viejo Continente, una experiencia poco agradable en Copenhague, Dinamarca, justo en la Cumbre de Cambio Climático que nos recibió con heladas en diciembre de 2009 por debajo de -6 grados Celsius.

Para concluir, la entrañable ciudad de Montreal, Canadá, que debe su nombre el Mont Real o Mount Royal, vestido de nieve casi todo el año.

En otoño, el amigo Mok y yo vivimos la experiencia de andar por la Rue Saint Catherine y luego de una nevada, los termómetros descendieron de 2 grados a -11 en instantes.