Sus ambiciones se limitan al simple reconocimiento de una verdad que ahora parece encontrar un camino. Lo hace por fidelidad, respeto y admiración hacia Pablo Neruda, a pesar de los pesares.
Manuel Araya tenía apenas 14 años cuando conoció al Premio Nobel de Literatura. Nunca imaginó que ya de adulto lo acompañaría en el último tramo de la vida de Neruda. Pero no se anda con rodeos: fue asesinado por la dictadura de Pinochet.
Continuar leyendo