Pocas cosas cambian en París en tiempos de Noel (Navidad) y fiestas de Fin Año. Aunque Europa en general ha perdido su ritmo acompasado de bonanza económica, al menos la apariencia conserva su perfil de belleza y atractivos en la Ciudad Luz como sobresale en Los Campos Elíseos y la Torre Eiffel.
Es el invierno, que en otras latitudes se aprecia de modo muy curioso. A más de 7,000 kilómetros de distancia, en La Habana, los cubanos aguardan por la llegada de “algún poderoso frente frío” y aseguran que en cualquier momento, el Caribe pudiera ser sorprendido por intensas nevadas.
El sueño, bastante pueril de momento, se asienta en la idea de que algo tan serio como el cambio climático llegaría a empujar la nieve hacia el trópico, una perspectiva absolutamente improbable según los científicos.
Mientras tanto, en una feria de fin de semana al aire libre y con un sol de 28 grados celsio, la mirada tropieza con una señora que vende bufandas policromas y guantes de lana o vinilo. “Tienen mucha demanda y los encargo a familiares que viven en el extranjero”, me espeta ante mi perplejidad.
No faltan los gorros tejidos y mucho menos botas altas para combatir la supuesta inclemencia de los termómetros.
El asunto, en esencia, no es plantearse dicotomías en la cuarta estación de cada año, que goza de una precisión casi milimétrica en el Viejo Continente y otros países, y se comporta de modo muy irregular en los territorios de predominio caliente.
Sencillamente, el arribo de las Navidades, es una convocatoria a la reflexión, al acercamiento entre familiares y seres queridos, y a recuperar el terreno perdido con la proyección hacia el nuevo año. No se trata de un discurso para religiosos, sino un capítulo de la vida que no deberíamos desaprovechar.
Aquí nacen las promesas. La de los gordos, fumadores, adictos al alcohol y otros demonios, que solemnemente hacen casi juramento de sangre con la frase lapidaria de “never again” (nunca más), o los promiscuos que señalan el futuro amor eterno a una sola persona …
!Disfrutemos entonces!.
Sin comentarios. Entre signos de admiración
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Promesas, promesas. Sería bueno cumplir algunas.
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