Se eleva la copa con prestancia, tomada en su extremo inferior, para luego seguir todo el ritual con el donaire de los expertos. Si acaso siente miradas inquisidoras sobre el rostro, haga como que reflexiona y cierre los ojos.
Nadie podrá decir que simplemente no sabe de vinos, que a fin de cuentas es un farsante simpático con intenciones de impresionar a cierto auditorio.
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