Los grandes de Alsacia

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Había un frio temerario esa noche en París. Luego vimos por las ventanas del CAPE en el Grand Palais que comenzaba una intensa nevada. Pero estábamos en compañía excepcional, con los vinos de Alsacia en una memorable degustación.

El grupo era pequeño en la sala del Centre d’Accueil de la Presse Etrangère (CAPE) aunque el entusiasmo y pasión de la amiga japonesa Missawa Kano, encargada del tema de los vinos con los interesados de la prensa extranjera, anticipaba una velada apasionante.

Lo fue con el concurso de Giulio, el experto sommelier, y una carta de 12 Grand Crus de Alsacia, escogida por Jean-Michel Deiss, uno de los más prestigiosos viticultores de la región francesa limítrofe con Alemania.

De hecho Jean Michel Deiss es el heredero de una familia que se instaló en 1744 en Bergheim, una pequeña y pintoresca localidad alsaciana donde años después Marcel Deiss con su hijo André creo su pequeño patrimonio (Domaine Marcel Deiss).

A priori una explicación insoslayable. Son siete los cépages (tipos de uvas) de Alsacia: Riesling, Sylvaner, Pinot Gris, Muscat, Pinot Blanc (auxerrois), Gewurztraminer y Pinot Noir.

Sin embargo, Jean Michel Deiss hizo una propuesta de lujo, con una mezcla genial de Pinots blanc, gris, noir, Beurrát y Meunier, un Mambourg 2006, de lo más recomendable. Combinación ecléctica, equilibrada, de sutil dulzor y de agradable “longueur” (de larga duración)

Por si fuera poco, una etiqueta de precioso diseño, de corte antiguo y en la impronta de una zona que transitó varias veces en la historia entre Alemania y Francia (1871, 1918 y 1945), para quedar finalmente en territorio galo.

Es lo que explica la tardía clasificación de sus vinos hacia 1945, que es cuando se lanzan las AOCs (Apellation d´Origine Contrôlée) de Alsacia, aclara una señora de rostro eslavo bastante conocedora del tema.

Aunque no dejan de marcar cierta similitud con las bebidas teutonas, ofrecen perfiles propios para hacerlos más distinguidos. Una buena definición viene de parte de los enólogos: los vinos alsacianos son alemanes hechos por los franceses.

Parten de suelos catalogados de “sui-géneris” con zonas de arena, grava, caliza, marga, granito, esquisto, loess y las áreas volcánicas de Rangen, acompañados de un clima frío muy seco, igualmente bañado por el caprichoso sol que domina el otoño.

Como disgresión, la ciudad de Estrasburgo, sede de 22 instituciones europeas incluido su Parlamento, y otras más pequeñas que atesoran un ambiente a priori apacible. El dibujo de paisajes y construcciones de belleza exquisita, con el Rhin de telón de fondo.

Novedosa la existencia de una lengua alsaciana, que tiene un conjunto de variedades de origen germánico e influencias galas, según recoge Wikipedia.

-Degustaciones-

Volvamos a los vinos. Del Domaine Marcel Deiss, probamos un Altenberg de Bergheim de las uvas tradicionales y las “chasselas rosé” (rosadas). Sin embargo, en lo personal nada como los riesling, en especial el Spiegel 2005 Dirler.

Un vino de “carácter mineral”, con tendencia a lo ácido sin sobrepasar los límites y seco. Después, nada mal el Osterberg Riesling también de 2005, más aromatizado y con buen equilibrio.

“El Riesling es el principal componente de los Grand Crus y es muy atractivo para acompañar los mariscos, pescados, ostras y productos del mar en general”, nos recomienda Giulio.

No siempre el añejamiento es señal de excelencias. De cierta manera el Altenberg de Bergheim, Riesling de 1998, daba señales de pérdida de lustre, transformándose en una bebida más plana y sin emociones, pero marcadamente agradable.

Otra hermosura resultó ser el Gloenckelberh de Pinot gris 2005, que va muy bien con la cocina asiática, foie gras y aves, es calórico y deja sentir un agradable dulzor hacia el final de la copa.

Los amantes de los vinos más dulces parecen vibrar con los “cépages” Gewurztraminer, con acento en el Altenberg de Bergheim de 2005 y el Praelatenberg del mismo año. Muy expresivos, con aromas tropicales de mango y lichis (mamoncillos asiáticos).

Vi a Missawa Kano fascinada con los Gewurztraminer, que son oriundos de Alemania y de la zona austríaca de Tirol, pero se desarrollaron en perfecta armonía en las mágicas tierras alsacianas.

De todos modos, vuelvo con los Riesling de Alsacia, que no se asemejan mucho a sus congéneres del otro lado del Rhin, sencillamente impecables y dejo para los gustos diversos a la Sylvaner y Chasselas.

Para completar un panorama bastante abarcador, están los Crémant d´Alsacia, los espumosos mezclados de los Pinot, también Riesling, Auxerrois y hasta Chardonnay, que ocupan según los enólogos el segundo lugar del dominio después de los tradicionales champagne.

2 comentarios en “Los grandes de Alsacia

  1. deben ser muy buenos vinos, porque son bastante caros. yo la verdad que en blancos, me conformo con los chardonay de cualquier marca, preferiblemente españoles y franceses.

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    • son excelentes. sin embargo, para mi gusto algunos son dulzones en extremo. los precios oscilan, al menos en francia. aprecio los chardonnay entre los blancos, aunque los riesling de alsacia son fenomenales.

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