Madrid.- Si miramos las acepciones del vocablo neófito, probablemente resumirían nuestras sensaciones al contemplar una pintura. La primera percepción es un simple impacto visual.

   Las artes plásticas no son ajenas en lo absoluto a las interpretaciones. Buenos argumentos para que “Lo oculto”, en las colecciones Thyssen-Bornemisza, encierren el magnetismo sobre una exposición artística en Madrid.

   El título de la muestra ya de por sí lleva subyacente sus primeros mensajes cifrados. Estoy casi seguro de haber visto en muchas ocasiones “Arbol solitario y árboles conyugales”, del pintor germano-francés Max Ernst o “Mujer ante el espejo”, del belga Paul Delvaux.

    Nunca, en ninguno de los dos casos, se me ocurrió ahondar en las segundas (o terceras) lecturas de ambos cuadros. Alquimia, astrología, demonología, espiritismo, teosofía, chamanismo, junto con sueños, oráculos y premoniciones, se integran a las ideas de transmisión de una sabiduría secreta; correspondencias entre planetas, temperamentos y elementos; o la existencia de ciertos superpoderes.

   En Arbol solitario parece evidente la pasión de Ernst por el erotismo mostrado de forma subliminal, con varios trasfondos, mientras Delvaux insiste con sus desnudos de mujeres aparentemente hipnotizadas y con miradas misteriosas ante la esfinge de Ingres.

-LO OCULTO  

   Son 59 obras, en su mayoría pinturas y una sola escultura, una rareza de Paul Gauguin denominada Cabeza de muchacha. Una invitación a dialogar con lo oculto, según el comisario Guillermo Solana.

   Solana, director artístico del Thyssen, reflexiona sobre cómo los saberes ocultos sobrevivieron durante siglos en un entorno cultural hostil.

   La religión hegemónica y más tarde el racionalismo y el positivismo, obligaron a volcarse a su capacidad de camuflaje e infiltración. Con lo cual fue en las artes visuales donde las ideas y creencias esotéricas encontraron terreno fértil para sus mensajes cifrados.

   El recorrido de Lo oculto, es hasta cierto punto sorprendente. Muchas de las obras son muy reconocibles y también sus autores: el chileno Roberto Matta, único latinoamericano, Delvaux, Pablo Picasso, Salvador Dalí, René Magritte, Edvard Munch, Wassily Kandinsky, Jackson Pollock, Marc Chagall, Bramantino, Ernst, Georgia O´Keeffe, Joan Miró (…).

   Muchas alegorías, sutilezas e intenciones dejadas a la imaginación, también en la rebeldía atemperada de los creadores que dejan rastros de lo oculto con una serie de códigos a descifrar.

   Un escenario abierto y libre a la interpretación, pero con detalles reveladores con la idea de deslizarlos en obras de arte y nuevas lecturas más heterodoxas, reflexionó el comisario Solana.

   La oportunidad de contemplar, con otra mirada, cuadros como Bacco y Ariadna, de Ricci; Adán y Eva, de Baldung Grien; Encuentro en el espacio, de Munch; Pintura con tres manchas, de Kandinsky; Corrida de toros, de Picasso; Marrón y plata, de Pollock; y Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar, de Dalí (…).