Apenas nacer, nos inculcan que hay varias razones para celebrar cada año. Al principio predomina un sentido altruista. Luego, aterrizan las maratones de compras de regalos y postales, muchas de ellas inscritas con versos y dedicatorias de inimaginable cursilería.
Valdría la pena encomendarse a Pablo Neruda cuando escribió a Matilde Urrutia: Me falta tiempo para celebrar tus cabellos.
Una suerte de ruptura ante la realidad actual.
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