Desde su tumba, Pablo Neruda volvió a escribir una página, esta vez extraída de una asombrosa trama de suspenso, al reconocerse que no murió por causas naturales.
El Panel Genómico-Proteómico integrado por 16 científicos de seis países, en deliberaciones durante cinco días en la capital chilena en octubre de 2017, dejó en claro que el vate no falleció de cáncer, lo que inclina la balanza hacia la mano negra de agentes de la dictadura de Augusto Pinochet.
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