París.- Frases y contenidos que marcaron capítulos de la humanidad se asocian casi siempre a protagonistas excepcionales. Si se recuerda el enunciado de “París bien vale una misa”, la figura de Enrique IV entrará en primer plano.
Suger, sin embargo, pudiera antojarse un personaje anónimo. Abad de Saint-Denis, tuvo el inmenso mérito de convertir la basílica en la primera obra de estilo gótico de la historia, “por el honor de Dios (…) y de los Reyes de Francia”.
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