Caprichosa naturaleza que ha rendido mil años de historia en un promontorio rocoso, el Monte Saint Michel es tal vez la obra más iconoclasta de Francia y, al mismo tiempo, el culto místico, religioso y medieval que resume el altruismo en función del arcángel San Miguel.
Fortaleza inexpugnable, emporio de la peregrinación, espectáculo supremo que transita con orgullo entre la ficción y la realidad.
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