Hemos navegado casi siete horas y aunque elegantes rayos solares embellecen el mediodía, las esperanzas de tocar tierra en Isla de Hornos son cada vez más remotas. No hay muelles y para llegar a este paraje en medio de la nada, es necesario tomar una lancha de goma Zodiac.
La ansiedad se suma a la adrenalina en el afán de la aventura. Pero cuando hablo con el oficial Pablo Coloma, de la Armada de Chile, comprendo los resquemores del capitán José Miguel Oxley, del buque Isaza. Cinco minutos serán suficientes para morir de hipotermia si caemos al mar.
Inexorablemente, viene el recuerdo de Jack London y su cuento Encender una Hoguera, entre tantos relatos impresionantes. El célebre autor estadounidense de Colmillo Blanco y El llamado de la selva, adoraba las historias del hielo en el extremo norte del planeta.
También en la parte más austral del mundo, dentro de la Región de Magallanes y la Antártica chilena, las temperaturas gélidas pueden hacer estragos. Sin dramatismos, el joven oficial Coloma esboza su teoría.
-Con olas de más de dos metros es muy peligroso lanzarse al agua en embarcaciones pequeñas. Tal vez una moto acuática de potencia, con un conductor experimentado pueda salir airosa. Sin embargo, en lanchas o botes cargados de pasajeros los peligros son extremos.
-La prioridad del buzo a cargo de estas emergencias es salvar a las personas, pero dependerá mucho de la habilidad de cada cual. El pánico es lo peor que puede ocurrir. La inacción hará que el calor del cuerpo se pierda rápidamente y demasiado movimiento provocará el desgaste físico. Hay que tratar de encontrar un equilibrio corporal para resistir. Aunque lo ideal es no caerse al agua, detalla Coloma.
Mirando el mapa, el merodeo por las Islas Hermite, archipiélago de Tierra del Fuego que pertenece a Cabo de Hornos, nos permite asimilar que en el concepto de redondez de nuestro planeta, estamos relativamente cerca del punto más austral de la circunferencia.
Al visualizar el faro y la residencia donde vive un matrimonio con tres hijos, únicos habitantes de Isla Hornos, el capitán nos recomienda refugiarnos en los camarotes, con la advertencia de que las condiciones del tiempo empeorarán drásticamente.
Ocurrió de tal manera, con unos vaivenes endemoniados, que la aterradora idea de morir en cinco minutos de hipotermia no parecía algo descabellado en una pequeña lancha.
Es difícil hacerse una idea de lo peligroso que es navegar por esos mares
Me gustaMe gusta
La verdad es que no sentimos peligro alguno, aunque debe ser por la seguridad que nos transmitían los marinos. Son parajes fascinantes. Gracias por la lectura.
Me gustaMe gusta