En una góndola veneciana o a orillas del Neva de San Petesburgo. Frente al Cristo del Corcovado de Río de Janeiro o en pleno Zócalo de Ciudad de México. En París en los puentes del Sena o ante la Torre Eiffel, o en Roma en la Piazza Navona.
Besos, ternura, como diría Ana Belén.
También en bares del mundo, donde las victrolas o fonógrafos se encargan de elevar la nostalgia de los amores fracasados.
Al final es lo mismo. Aunque sin dudas algún enigma encierra la música y la letra de Bésame mucho como para tener el privilegio de inscribirse entre las canciones de habla hispana más conocidas del mundo.
El beso tiene una larga historia en París. Desde la célebre foto de Robert Doisneau hasta la apasionada Jeanne Moreau cuando protagonizaba Los amantes. Luego o tal vez siempre, se hizo espacio en los pentagramas.
Consuelo Velázquez, la compositora mexicana que nunca en su vida había besado ante de recrear el tema en 1940, le tomó el pulso al amor con una sencilla letra que 69 años después de su creación, sigue presente en la capital de los románticos.
Bésame mucho, en la versión del chileno Lucho Gatica, que la hizo famosa, hasta Los Beatles, Caetano Veloso y Joao Gilberto, Diane Krall, Andrea Bocelli, Pedro Infante y tantos otros. En Moscú, recuerdo, sólo se necesitaban cuatro copas de vodka en cualquier restaurant para evocar las agradables tonadas de Consuelo Velázquez.
No es que se relacione necesariamente con las bebidas alcohólicas. Sólo que tiene una fibra mágica que emociona a la gente y hasta hace llorar de melancolía, sin que por ello sea obligatorio estar ebrio.
De hecho, el capítulo de París se antoja bastante elocuente. Ya se lo había recordado Bogart a Bergman en Casablanca.
Música grabada, acordeón o guitarra sirven de fondo a una mujer de origen latinoamericano, un joven francés y otra interprete de ascendencia eslava. Las voces, cuál de las tres peor, la melodía de muy baja factura y, sin embargo, monedas y aplausos.
Sucede en la Ciudad Luz casi a diario, en la línea seis del metro. Es una constante que ya se espera. A media mañana o al caer la noche, la vida cotidiana tendrá un alto en el camino con Bésame mucho.
La interprete latinoamericana es una mujer de mediana edad que a todas luces jamás había cantado en su vida, salvo en las bañeras y ante su familia cuando era niña pequeña y los abuelos la aplaudían.
No parece un caso desesperado. Viste bien y tiene buena dicción. Con la mejor voluntad, tratando por todos los medios olvidar las versiones de Cesárea Evora, Charles Aznavour, Edith Piaf, Omara Portuondo, Frank Sinatra o José Carreras, se puede tolerar a esta actuación.
El joven francés, con aires de Montmartre marcados por una vieja acordeón, presenta el porte de un rockero. Jean, chaqueta de cuero desvencijada y cabello revuelto, con tatuajes y aretes. Nadie espera otra cosa que alguna melodía punk en inglés.
Sorprende con los acordes de Bésame mucho, arrastrando las erres, como buen francés. La voz no es desastrosa (más en la cuerda de Yves Montand), aunque la música es su tabla de salvación.
Por último, en una tanda que sería difícil soportar en un mismo día, llega la señora eslava, con sombrero azul de plumas polícromas, con una vestimenta escogida al azar, sin el menor apego a las combinaciones.
Curiosamente, tampoco tiene el rasgo característico de quienes usan “su arte” en las estaciones de metro ante una caótica situación de pobreza personal. Más bien da la idea de que desea dar a conocer “su talento”, aunque sean apreciadas las monedas que recibe.
Los diferentes acentos son lo de menos. Bésame mucho estuvo en bajo la impronta de Nat King Cole, que como siempre acariciaba suavemente los vocablos para imprimirle su sello de romanticismo. Louis Amstrong y Stand Getz, añadieron las “mieles” del jazz.
Javier Solís, Los Panchos y Alejandro Fernández subrayaron el cariz mexicano de la hermosa composición, inspirada en un aria de una ópera de Enrique Granados. Tal vez por eso, Carreras, Plácido Domingo y Andrea Bocelli pudieron darse el gusto de cantarla.
–EL METRO DE PARIS
El tramo escogido para Bésame mucho en la línea seis del metro parisino no es al azar. Abarca las estaciones que pasan muy cerca de la Torre Eiffel, cruzan el Sena y terminan en la plaza “Charles de Gaulle Etoile”, donde se levanta el imponente Arco de Triunfo.
No es por supuesto la única melodía latinoamericana que goza de notable popularidad en Francia. Hay una larga lista que incluye a la Guajira guantanamera y diversos géneros de Cuba, la inmortal Chica de Ipanema y el enorme caudal brasileño.
Colombia, con los modernos Juanes, Shakira y Carlos Vives, Argentina con los tangos de Astor Piazolla y el eterno Carlos Cardel, centro de una larga e interminable controversia que le da en Toulouse, Francia, su lugar de nacimiento el 11 de diciembre de 1890.
O en Tacuarembó, Uruguay, el 11 de diciembre de 1887. Pero si todos admiten que creció en Abasto, un barrio de Buenos Aires y al final del cuento, su figura es inolvidable, sea cual fuere su lugar de nacimiento.
Volvamos al pentagrama general de Nuestra querida América, con Perú y su imperecedera Chabuca Granda…pasando por Bolivia, Paraguay, Venezuela, Chile y obviamente el inmenso México, que dejan sus sellos en tierras francesas.
Nacida en Jalisco el 29 de agosto de 1924, Consuelo Velázquez nunca consiguió sobrepasar la fama del bolero Bésame mucho. Compuso otras canciones también de alcance popular, como “Amar y vivir”, “Que seas feliz” y “Cachito”.
Para muchos, escaló la cúspide de la canción romántica mexicana al lado de Maria Greever, Gonzalo Curiel y Agustín Lara. Falleció en el 2005 por una serie de complicaciones tras una caída.
Su adiós fue tan sólo el cambio de un estado físico a otro, como decía su hijo. En París sigue presente, dejando a la imaginación a aquellos que todavía se estremecen al sólo escuchar la frase de “Bésame mucho”.
Y si alguien duda de los mexicanos, lo invito a remitirse al Distrito Federal, donde el 14 de febrero de 2009, con motivo del Día de San Valentín, 39,897 personas se besaron en el Zócalo para romper el Récord Guinnes.
Reblogueó esto en Un lunar en la punta de la narizy comentado:
Bésame mucho, Consuelo Velázquez, poco que añadir. La buena música!
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Una canción que da la vuelta al mundo y siempre es bien recibida
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