Me preguntaban amigos chilenos hace unos días de los encantos de Francia a partir del hecho de que en verdad, la nación sudamericana profesa notable admiración por el glamour galo, aunque tiene a Alemania como una de sus referencias principales.
Salvo las historias del vino que encuentran bastantes lugares comunes entre Francia y Chile, no parece a priori que existan otros elementos que marquen proximidades en las culturas de las dos naciones, pero es evidente que algo enigmático merodea el ambiente.
La conexión de chilenos con franceses en el tema del vitis-vinífera; los intelectuales que se fueron a París en busca de las musas de la ciudad que nunca duerme; el exilio obligado y más recientemente el cine.
Nada de eso explicaría el nombre de París a una cadena chilena de tiendas, ni el uso de modismos chilenos como “panne”, que viene del francés y significa avería o rotura (algunos dicen en pana).
Los chilenos le dicen “pitcher” a la jarra grande de cerveza. Es una palabra que en los países de beisbol se usa para el lanzador, el hombre del box (no me van a entender quienes no conozcan el beisbol). Sin embargo, quizá el “pitcher” como jarra en Chile provenga de “pichet” que es similar en francés.
En vocablos, en un español bastante sui-géneris que se habla en el país austral, a los camareros los llaman garzones (de garçon del francés que quiere decir muchacho).
Por añadidos en Santiago de Chile hay dos estaciones de ferrocarriles construidas al estilo francés. Una todavía en funcionamiento, la Central levantada a fines del siglo XIX por la firma Schneider de Le Creusot; y la otra, actualmente el Centro Cultural Mapocho que se hizo con la asesoría de Gustave Eiffel.
-DETALLES FRANCESES-
En fin, para ofrecer mi visión de los aspectos que distinguen sobremanera a Francia, los dejo con una pasada sobre el tema, temeroso de ser incinerado por la conocida frase de Napoleón Bonaparte al mariscal Murat: “Entre lo sublime y lo ridículo solamente hay un paso”, a propósito de la derrota de Waterloo, Bélgica.
-La magia de la Torre Eiffel. (No es solamente subir la espectacular obra de Gustave Eiffel, ni pararse debajo de la armazón de hierro lo cual es impresioante. Se trata de todo lo que inspira en sus alrededores, Los Campos de Marte, el Sena, la Plaza de Trocadero (…).
-Museos y arquitectura. París está sobrado en este acápite (Louvre, Orsay, Orangerie, Petit y Grand Palais, Carnavalet, Picasso, Quai Branly, Rodin, Cluny, Marmottan (…). Los Palacios y Castillos son cofres de misterios insondables de Francia.
-Cocina francesa. Inscrita como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, es uno de los signos emblemáticos de Francia. No se trata solamente del arte culinario de platos exquisitos, sino de una tradición que pasa de familia en familia, con la idea de hacer de cada plato en la mesa una obra de orfebrería.
-Vinos, cognac, champagne. De los vinos, como todo lo divino y humano, hay una competencia muy tenaz con Italia y España en Europa, pero Chile se precia de escalar este año 2014 el cuarto lugar mundial, por encima de los prestigiosos viñedos de Argentina, Sudáfrica y Australia. De Cognac, ciudad francesa, y de la región de Champagne, ambas bebidas son de origen absolutamente galo.
-Arte de seducción de la famosa pastelería francesa. Fue un descubrimiento galo con fines claramente comerciales. Hacer las vitrinas de cristal de todas las panaderías de Francia, junto con la iniciativa de las terrazas de los restaurantes. Nada más seductor para el transeúnte.
-Devoción por la cultura. No se trata de una meta ni una estrategia. En Francia la cultura forma parte del aire que se respira. La Fiesta de la Música, la Noche Blanca para recibir al otoño, las Jornadas de los Jardines y la Noche de los Museos, son proyectos galos que se extendieron en el mundo. Luego, los festivales de cine (Cannes, Biarritz, Toulouse, Deauville…), teatro, música…la gente que pinta en las calles de las ciudades, y los juglares del Metro y los tranvías.
-Beso francés y el desenfado con temas sexuales. No es siempre el beso apasionado ni el abrazo vibrante. Pero en Francia, en París muy en especial, el beso tiene otro sabor y los franceses en general, bastante abiertos a los temas sexuales.
(RECOMIENDO MUCHO PINCHAR DONDE DICE PARIS)
París
Y para cerrar, los extraordinarios paisajes en sitios irrepetibles: Monte Saint Michel; Niza; Cannes, Saint Tropez; Etretat; Avignon; Pont du Gard; Le Mont Blanc; Saint Malo: el Viaducto de Millau, la casa de Monet de Giverny y, naturalmente, París.
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Son muchos detalles de Francia, pero seguramente habrá que dedicarle alguna vez más a los de Chile.
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Por supuesto, es cuestión de tiempo y posibilidades de conocer más a Chile.
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No me parece que en realidad Chile se parezca en algo a Francia y mucho menos a París
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Es un símil y un pretexto para contrastar dos realidades. Sin embargo, el valor de las iniciativas trascendentales, como La Noche de los Museos o la Fiesta de la Música, y el ambiente cultural dentro de la ciudad como un plus agradable, encuentra en la imitación una buena idea que se repite en Chile.
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Coincidencias que confirman la universalidad de la cultura
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Exacto, la cultura universal es de los mejores regalos de la humanidad. Es noble y edificante.
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