Siempre tendremos París, le decía con su voz rasgada Humphrey Bogart a la belleza atemperada de Ingrid Bergman en Casablanca. Desde entonces y tal vez mucho antes, la célebre frase parece perseguirnos como hechizo inimitable para el amor.
Es como admitir que sólo la pasión y el amor entrelazan sus manos en la Ciudad Luz. Aunque Hemingway lo acentuaba al escribir que “París siempre valía la pena y uno recibía siempre algo a cambio de lo que allí dejaba (…)”, nada más lacónico que la frase de Rick a Ilsa.
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