Pinceles en Normandía

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Honfleur


Antiguo Ducado con huellas vikingas, inglesas y celtas en su historia, Normandía es una de las regiones más apasionantes de Francia, con una combinación de naturaleza excepcional, vestigios medievales y la obra suprema del Monte de Saint Michel.

En realidad se divide en dos partes, Alta y Baja Normandía. Sus paisajes son únicos en Francia y tal vez incomparables. También cuenta con fragmentos imperecederos de la Segunda Guerra Mundial que no escapan al interés de 1,5 millones de turistas que la visitan cada año.

Así de paso por los acantilados en desafío a la naturaleza, como es el caso de Etretat, es más comprensible la adoración de los pintores por estos parajes europeos. Destinos silenciosos y discretos, en forma de elegidos del tiempo.

Desde el triángulo de las ciudades marítimas normandas de Deauville, Trouville y Honfleur, el impresionismo se dio un salto a través del Sena a Rouen, donde el maestro Claude Monet se obsesionó con su catedral.

Cada una de estas ciudades guarda un encanto singular y sus hermosas construcciones medievales, el mar y el caudaloso río que en sus más de 700 kilómetros nos lleva a París, explican sin palabras las fuentes de inspiración de excelsos pintores.

Es difícil arribar al punto de partida de un fragmento de la historia de la pintura universal cuando los capítulos culturales se enlazan lejos de la perfección de una simbiosis armónica. Tienen bastantes anarquías e improntas de sus protagonistas.

En el Museo de Bellas Artes de Rouen cobra vida el Festival del Impresionismo con el lujo de una exposición denominada Monet, Pissaro y Gauguin en Rouen, apenas el señuelo para atraer visitantes que luego quedarán asombrados por las pinturas en exhibición.

Se respira entusiasmo y pasión en las palabras de Jacques-Sylvain Klein, comisario general del Festival, y de la attaché de prensa Christelle de Bernéde, al hablar de la relevancia del evento.

Catedral de Rouen


Antes de Rouen, un alto en el camino se hace imprescindible en Honfleur, belleza delicada alrededor de un antiguo puerto del siglo XII donde se desarrollaron los primeros maestros de Monet, el francés Eugene Boudin y el holandés Johan Jongkind.

Boudin y Jongking, reconocidos por Monet, rindieron sentido homenaje a Honfleur que se traduce en una lógica de obras bien hilvanadas, reveladoras del propio clima de Normandía, la mayor parte gris con algunos claros, y otras de espléndido sol.

Por esas cosas de la vida, Boudin, uno de los más prolíferos paisajistas franceses, sólo consiguió cierta notoriedad a partir de los comentarios de su admirador, el rebelde Charles Baudelaire, a quien conoce gracias a Gustave Courbet.

Por cierto, Courbet fue el mismo que años más tarde escandalizara a la sociedad (y todavía lo hace) con su provocador cuadro L´origin du Monde (El origen del mundo), en el que muestra el sexo de una mujer acostada, el cual se exhibe en la actualidad en el Museo de Orsay de París.

En fin. Baudelaire anima a Boudin a no dejar su obra en la intimidad de amigos y familiares, al tiempo que llama la atención en círculos intelectuales del talentoso artista plástico. Lo mismo hace Camille Corot, figura influenciada luego por el impresionismo.

Tampoco se destaca mucho al holandés Jongkind, que acompaña a Boudin en la exposición ahora en boga en Honfleur. Al igual que su compatriota Van Gogh, sufre de melancolía y problemas mentales y repetía un mismo tema bajo el embrujo de las luces.

Sin embargo, Jongking, que hizo toda su carrera en Francia y murió en un asilo cerca de Grenoble, dejó marcas indelebles en su trayectoria con su adicción a los paisajes marinos y consagración a un estilo de colores como Boudin, entre el gris y el beige.

-RIVE GAUCHE, RIVE DROITE

Con un magistral poder de síntesis, Laurent Salomé, director de Museos de Rouen, ofrece las claves ante la existencia de muchos otros pintores absolutamente desconocidos, sin embargo, con extraordinario talento.

“En las artes plásticas, de cada generación apenas 10 figuras trascendieron a la posteridad, pero existen por lo menos mil de cada generación con el virtuosismo y la capacidad para tener un espacio en la historia”, argumenta Salomé.

Calle Gran Reloj de Rouen

Muchos de los pintores expuestos aquí ni siquiera aparecen en catálogos especializados. Recordemos como ejemplo, que Gauguin vino a Rouen seducido por la fascinación de Camille Pisarro con la ciudad a la que comparaba con Venecia, prosiguió.

Sin embargo, Gauguin no obtuvo el éxito deseado. Los artistas, para triunfar, necesitan por supuesto del talento, aunque lo mismo de una cierta visión comercial y de una buena crítica, redondeaba la idea Salomé.

¿Qué ocurrió en el siglo XX en el que se declaró la muerte de la pintura?. Naturalmente el surgimiento de la fotografía cambió las claves y supuso un conflicto de intereses creativos. Todavía no sabemos qué pasará en la presente centuria, puntualizó el experto.

La perspectiva de Pissarro en su pasión por la urbe no es reflejo de un espejismo. Ciudad de los 100 Campanarios, la más medieval de Francia, donde se juzgó y quemó a Juana de Arco, y con la Catedral de Nuestra Señora de Rouen como signo emblemático.

Claude Monet se obsesionó con la catedral, como sin dudas revela en 11 pinturas a partir de los diversos contrastes de la luz en amaneceres, mediodías y atardeceres. Asimismo, los pintores se enamoraron de la calle del Gran Reloj (Rue du Gros Horlogue).

Arremolinada inflexión de este hombre con rostro de campesino bonachón que en 1872 lograba el cuadro precursor del estilo: Impression, soleil levant.

Más curioso aún, abandona por un tiempo su amado Giverny para delinear los trazos de los óleos de la catedral de Rouen. Mientras, aparecían otros nombres como Corot, Géricault, Lépine, Degas, Delacroix, Cezanne, Fréchon, Bonnard, Caillebotte, Sisley, Renoir.

Normandía impresionista es la revelación de la entrega de una región a la cultura, diversa y abarcadora. En otro museo en Caen, nada menos que Bellini, Botticelli, Guardi (…), Los Maestros de L´Accademia Carrara de Bergame.

Luego en Le Havre, Cherbourg-Octeville, Giverny donde la Casa y los Jardínes de Monet son una delicia.

Jardines de Monet

“Me llevó algún tiempo entender a mis nenúfares. Los cultivaba por puro placer, sin pensar en pintarlos. Hasta que, de repente, tuve una revelación. Tomé mi pincel. Y desde entonces no he tenido otro modelo”, admitía Monet.

Rive Gauche, Rive Droite, las riberas del Sena a la izquierda y la derecha, que en su largo camino hacia París brindan conciertos de naturaleza: El Jardín de Plantas; El Parque del Castillo; Los Jardínes de Angélique; Maison des Foréts, Manoir de Villers (…).

Conciertos de variados géneros musicales, “menús impresionistas” en la etiqueta de la reputada cocina francesa y ferias, con el componente indispensable del mar y el Sena para completar una gala normanda interminable.

4 comentarios en “Pinceles en Normandía

  1. Me gusto mucho este articulo, ademas de revivir mi viaje a Normandia y Bretana (Honfleur, Rouen, Mont Saint Michel etc) Me imagino que hayas ido a ver Deauville, Trouville, y quizas llegaste a Caen, han hecho un Memorial super, fantastico !! fuiste ?????
    Bueno besossssssssssssssssss

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  2. Pingback: Los números de 2010 « Un lunar en la punta de la nariz

  3. Reblogueó esto en Un lunar en la punta de la narizy comentado:

    Las artes plásticas…pocos placeres visuales son tan generosos como la contemplación de una pintura. Silenciosa, humilde, exquisita, resume la impronta de un maestro que busca cautivarnos con su pincel. Normandía es un cofre repleto de estas joyas.

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