Poesía de la música en Francia

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Estilos, formatos, conceptos, tendencias y gustos. De tantas cosas está dotada la Viña del Señor, como reza el proverbio, ahora para volver sobre la eterna pregunta: ¿para qué sirve la cultura?, cuando la poesía de la música hace un generoso alto en el camino en Francia.

En lo personal tengo una larga respuesta y miles de argumentos. Pero el objetivo de este artículo es resaltar la singular iniciativa francesa (la Féte de la Musique), ya con 29 años de existencia, para un simple y sentido retozo con las notas del pentagrama.

Sin añadir un adjetivo innecesario, poco más de 14 mil conciertos, muchos con el toque de distinción de “las rimas femeninas” para enaltecer a la mujer y otros aderezados de la impronta didáctica en el más alto vuelo.

En el teatro de Chatelet, Jean Francois Zygel, pianista, compositor y profesor de escritura musical e improvisación del Conservatorio Nacional Superior de París, incursionaba para niños y adultos en una introducción a la Opera.

Excepcional oportunidad para comprender mejor la genialidad de Mozart que escribía óperas en alemán, vienés o italiano, según el postor (la iglesia, el pueblo o la realeza), y en francés como idioma para el amor.

Con el favor de la soprano Oliveira Topalovic, la mezzo Svetlana Lifar, el tenor Mathias Vidal y el barítono Matthieu Lécroart, preciosos fragmentos explicados por Zygel, de obras de Chaikovski, Bizet, Wagner, Bellini, Offenbach, Mozart y Delibes.

Regalo inolvidable del Duo des fleurs, Lakmé, acto primero, de Léo Delibes, el autor del célebre ballet Coppélia.

Con el favor de una noche clara y despejada, caminar por los puentes del Sena invitaba a dar continuidad a la Féte de la Musique, un evento impulsado por iniciativa de Jack Lang, entonces ministro de Cultura.

En el umbral de la Comédie Francaise, el recinto donde Moliére hizo popular su tropa teatral, la orquesta de la Policía Nacional en un colorido concierto, y unos metros más atrás la gala de la francesa Madjo y las españolas Amparo Sánchez y Concha Buika en el Palacio Real.

Luego, un enjambre de público en las inmediaciones de la Pirámide del Museo del Louvre, presto a ingresar en la instalación para disfrutar de la “Nuit americaine” a cargo de la Orquesta de París bajo la dirección del maestro Kristjan Jarvi.

Impecables interpretaciones de clásicos de John Adams, George Gershwin (Un americano en París), y Leonard Bernstein de la emblemática West side Story con un recorrido en el cual no podía faltar Somewhere. Y aunque no estaba presente, de algún modo se sentía la voz de Barbra Streisand.

Había tanto para escoger que era un lujo encontrarse al guitarrista mexicano de estilo flamenco Paco Rentería, junto a intérpretes de Ecuador, Bolivia, Venezuela, Argentina, Cuba, Colombia, Paraguay, Perú, Brasil, Chile y Uruguay.

El pentagrama no podía mostrarse más abierto e inquieto con las veladas del jazz en numerosos lugares de esta capital y otras urbes, la música sacra, el pop, la música clásica y recitales abiertos de Jena Lee, Enrique Iglesias y BB Brunes.

Se incorporaría con retraso por razones de agenda nada menos que el brasileño Caetano Veloso, con un concierto también gratuito días más tarde en la explanada de La Defensa de París, para cumplir con un repertorio intimista.

Finalmente, en el horizonte el Puente de las Artes (Pont des Arts), de estructura metálica, únicamente peatonal y con el donaire de los enamorados y la música en su mística. Allí las parejas colocan candados en las rejas de las pasarelas.

La Fiesta de la Música es una nueva oportunidad para el caprichoso puente. Fue construido de 1801 a 1804 y luego restaurado para enlazar el Instituto de Francia con el Museo del Louvre. Siempre ha sido bohemio, atractivo para pintores y artistas.

El punto de originalidad, empero, se asoma a una tradición que no tiene una fecha de origen precisa. Colocar un candado y lanzar las llaves al Sena para sellar el amor eterno se convirtió en una ceremonia llena de misticismo repetida por las parejas.

A mediados del mes de mayo de 2010 desaparecieron los más de dos mil candados que existían en el puente. Dicen que fueron retirados por las autoridades de la urbe por razones de protección del patrimonio.

Pero contra los misterios insondables del amor no se puede. Han vuelto a reaparecer en número creciente, en los más diversos tamaños y colores, al mejor estilo de Cupidos revoloteando sus alas en tierra de románticos, París.

4 comentarios en “Poesía de la música en Francia

  1. Esta muy bueno el articulo. A mi particularmente me impresionó mucho ¨El dia de la musica¨que tu recreas con singular estilo y me alegra mucho que hayas hecho un articulo sobre el tema.

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    • Fue tal vez la Féte más especial de las vividas en París. Hizo un día genial y obviamente logramos hacer la mejor selección posible entre tantos conciertos y actividades. Escribirlo fue casi un milagro entre tantos temas en estos días. Gracias por la lectura de nuevo.

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