Pablo Picasso estaba impactado con los horrores de la guerra y en un ático de París se propuso hacer su obra monumental, sin imaginar que marcaría un antes y un después. La llamaría simplemente Guernica, pintura extraordinaria, demoledora, con un mensaje de paz por antonomasia.

En el número 7 de la rue des Grands-Augustins, a unos 300 metros del boulevard Saint Michel en pleno Barrio Latino de la Ciudad Luz, todavía existe un viejo caserón que conserva la buhardilla donde Pablo Diego Francisco de Paula Nepomuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso concibió Guernica de mayo a junio de 1937.

Jean Baptiste Drouet, vivió en esa calle. Fue el hombre que identificó a Luis XVI el 21 de junio de 1791 en su famosa fuga, conocida en la historia como “El Vuelo de Varennes”, abortada cuando la monarquía pretendía refugiarse en esa localidad del noreste en medio de la Revolución Francesa.

También recibió entre sus vecinos al escritor Jean de La Bruyére y al compositor Charles Gounod, el autor de la ópera Fausto y del Ave María basado en el primer preludio de Bach; y a los insignes Honoré de Balzac y Pablo Picasso.

Pero volvamos a Guernica. Como toda gran obra de arte invita a las interpretaciones. Quizás el monumental lienzo despertó intensas pasiones entre los críticos, tanto como La Mona Lisa, sin que hasta el momento haya un acuerdo ni siquiera cercano a la unanimidad.

En definitiva, algunas coincidencias son las claves: se inspiró en El 3 de mayo en Madrid o Los fusilamientos del tres de mayo (1814), de Goya; y en Los desastres de la guerra (1637) de Rubens; la paloma herida simboliza la paz quebrada y el toro, que significa brutalidad y oscuridad según el propio Picasso (…)

-FRANCIA, PICASSO

Para llegar a su iconoclasta Guernica en 1937, el artista español diseñó primero 42 bocetos, con su impronta cubista en una aproximación sobre los horrores de la guerra y el impacto del bombardeo nazi a la población del País Vasco.

Se llama por cierto Gernika-Lumo en euskera y en la actualidad es un pintoresco municipio de Vizcaya de cerca de 17,000 habitantes. En el entorno de la Casa de las Juntas está el famoso Árbol de Guernica, un roble que ha sido renovado varias veces y guarda una mística relevante en las tradiciones vascas.

Fue casi totalmente destruida por la Legión Cóndor alemana nazi y la Aviación Legionaria italiana en uno de los llamados bombardeos alfombra, diseñados para arrasar con poblaciones civiles. Sin embargo, se calcula la cifra de muertes en unas 300 como máximo.

Acerca del cuadro, el propio autor se manifestó siempre reacio a dar una explicación sobre el significado de Guernica, un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones: 3,50 x 7,80 metros. En su anecdotario, cuentan que una ocasión fue preguntado en París en 1940 por un oficial nazi.

Su respuesta respecto a si había sido el autor de la pintura fue incisiva y vertical: “no, fueron ustedes”.

En una de las antiguas residencias de la Place de Vendome parisina falleció Frederick Chopin, polaco de nacimiento pero venerado en Francia en calidad de amado hijo adoptivo.

Similar a la historia de Picasso. Nacido en Málaga el 25 de octubre de 1881, vivió en Montmartre y en otros sitios de París. Luego se trasladó a Mougins en Provenza-Alpes-Costa Azul, donde murió el 8 de abril de 1973.

Las Señoritas de Avignon, preludio del cubismo surgió del artista español en un pequeño y humilde local de Montmartre en París, con nombre macondiano sugerido por el propio Picasso, Bateau Lavoir (barco-lavadero) porque recordaba su estructura a los botes de lavandería del Sena.

Era el comienzo de la historia de amor eterno del artista malagueño con Francia. Andaba a la caza de fantasmas y se encontró con amigos que adornaron para siempre su vida y su pintura: Braque, Matisse, Apollinaire, Cocteau, Modigliani, Gauguin (…)

Después conocería el sello creativo de otros ilustres, Eugene Delacroix, melómano apasionado, amigo de Chopin y Liszt, y a Edouard Manet.

Picasso tomó la referencia de los bombardeos a cualquier lugar, a partir de los horrores que publicaban los periódicos de la época en blanco y negro. Fue la razón por la cual no apeló a los colores, para reflejar, como comentara “la rabia y el dolor que tanta muerte inocente le inspiraban”.