Pablo Picasso estaba impactado con los horrores de la guerra y en un ático de París se propuso hacer su obra monumental, sin imaginar que marcaría un antes y un después. La llamaría simplemente Guernica, pintura extraordinaria, demoledora, con un mensaje de paz por antonomasia.
En el número 7 de la rue des Grands-Augustins, a unos 300 metros del boulevard Saint Michel en pleno Barrio Latino de la Ciudad Luz, todavía existe un viejo caserón que conserva la buhardilla donde Pablo Diego Francisco de Paula Nepomuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso concibió Guernica de mayo a junio de 1937.
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