El origen de la danza está estrechamente asociado al romance, visto en su elipsis más delicada. En el fondo se trata de un ritual de apareamiento cuando apenas el roce de los dedos y la proximidad de los cuerpos, hace estallar el llamado complejo de histocompatibilidad y selección sexual.
A priori parece bastante fácil identificar los sonidos, al menos los más emblemáticos, también los sabores y los regalos que nos ofrece la naturaleza de exquisitos aromas, con perfumes y otras bellezas, pero a la pregunta de ¿por qué bailamos?, pueden venir millones de respuestas.
Desde el surgimiento del ser humano, las civilizaciones han estado acompañadas de música y danzas. Las contribuciones del bailarín, coreógrafo, maestro de ballet y estudioso del tema Jean George Noverre, nacido en París en el 29 de abril de 1727, dieron lugar a un elegante homenaje a su memoria.
En honor a su natalicio, fue instituido desde 1982 por la UNESCO el Día Internacional de la Danza.
Desde mucho antes de Noverre el baile formaba parte intrínseca del desarrollo humano y sin duda ofrece una mística inextricable también en los animales. Bailar es casi una necesidad de exploración de nuestro cuerpo de manera relajante, asegura un estudio de la Universidad de Harvard.
Cuando el talentoso músico estadounidense Pharrell Williams lanzó al mercado la pegajosa canción Happy, nunca imaginó que iba a convertirse en un fenómeno de masas de enorme trascendencia.
“Quiero hacer música con algún valor agregado, una propiedad holística. Quiero que haga sentir bien a los demás”, fueron sus comentarios sin imaginar el alcance de Happy.
Musa de la danza, Terpsícore, esbelta y bella como la imaginaron sus cultores, fue la inspiración en Grecia del arte del baile que había conocido en el octavo libro de La Odisea.
Platón reconoció tres especies de danzas, dos de honestas y una de sospechosa.
Con Terpsícore, indefectiblemente voy al reencuentro de las andanzas de Les Luthiers, el extraordinario grupo humorístico argentino fundado en 1967.
Marcos Mundstock , el imprescindible conductor de voz grave, al presentar una obra, por supuesto de Johann Sebastian Mastropiero, el merengue “El Negro Quiere Bailar”, entabla un delirante diálogo con el muy histriónico Daniel Rabinovich.
Al mencionar Mundstock a la musa de la danza, Rabinovich la entiende como una tal Esther Píscore y el delicioso enredo desata un intercambio espectacular, inteligente, que derrocha humor cuando parece interminable el entuerto Píscore…
-PASEO DANZARIO-
Bailar hace las veces del ponderado sexto sentido. Es la forma de comunicación de nuestros cuerpos. Sin embargo, tiene una larga y compleja historia en la cual no faltaron detractores y exegetas que discreparon en la interpretación de las esencias de la danza.
Para muchos expertos, la danza primitiva surgió especialmente como elemento de celebración religiosa, aunque también parte de los cultos para la caza, búsqueda de alimentos, la poesía del cortejo, el matrimonio; y ceremoniales fúnebres, de guerra, alabanzas a la lluvia, el sol y los truenos …
En Sudáfrica, todavía hoy en pleno siglo XXI, mujeres jóvenes se acercan al árbol de Marula, la fruta del elefante de la que se extrae el delicioso licor Amarula, y bailan a su alrededor en busca de fertilidad, además de sus virtudes de incentivos afrodisíacos.
De Grecia, la evolución del baile siguió su extensa trayectoria por el Imperio Romano, la Edad Media, el Renacimiento, Barroco, Romanticismo y la Danza Contemporánea, como explican en detalles enciclopedias y textos especializados en el tema.
Una reciente función del Ballet Nacional Chileno dio impulso a una idea que venía hace tiempo dándome vueltas. Cuéntame la Danza del destacado coreógrafo francés Mathieu Guilhaumon es una propuesta interesante.
Tiene el mérito de mostrar las distintas facetas del baile, con guiños a figuras inconmensurables como Marius Petipa, Isadora Duncan, Maurice Béjart y Pina Bausch, los perfiles folclóricos y la modernidad.
Además de atesorar hermosos momentos en el disfrute del ballet clásico, para mí el baile es una necesidad vital que llevamos en la sangre con bastante jolgorio buena parte de las culturas del continente americano (en especial Brasil, Estados Unidos y el Caribe); y de Africa y el Medio Oriente, sin olvidar a la Madre Patria España.
Sin desmedro, naturalmente, de los asiáticos que hemos visto con el Bollywood de la India danzas increíbles que no asombran si recordamos a las excepcionales bailarinas de Bali, Indonesia.
Entonces me vino a la memoria Billy Elliot cuando le preguntaron lo que sentía al bailar:
“ Al principio estoy agarrotado, pero cuando empiezo a moverme lo olvido todo. y es como si desapareciera, como si desapareciera y todo mi cuerpo cambiara. Como si tuviera fuego dentro y me veo volando, como un pájaro. Siento como electricidad. Sí, como electricidad.”
En el resto del Planeta, cada cual baila a su manera y con su estilo, porque, aseguran, es bueno para la salud; obedece al instinto heredado de nuestros ancestros; ofrece sensaciones de relajamiento (..)
Alicia Alonso, la Prima Ballerina Assoluta de Cuba, fue perdiendo la visión con el tiempo, pero nunca olvidó los pasos de una de las Giselle más excelsas de la historia del ballet.
Isadora Duncan resumía sus experiencias de una forma bastante sencilla: si pudiese decir lo que quería decir, no habría razón para bailarlo.
Tango, salsa, merengue, jazz, ballet, ópera, música clásica, valses, hip hop, samba, bossa-nova, bolero, mambo, rumba, flamenco, sevillanas, paso doble, funky, disco, folclor (…).
Como sintetizaba el célebre poeta y dramaturgo español Lope de Vega:
«Verdad es que al danzar el alma de la hermosura, que, más que el rostro, procura persuadir y enamorar.»
La danza, una de las cosas más bellas del mundo.
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Deleites del cuerpo y la mirada. Muchas formas de danza y enorme placer.
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Bailar es placer,júbilo, intercambio y sonoridad. Uno de los regalos que nos da la vida.
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Regalo divino y una suerte de rejuego en la aproximación de los cuerpos.
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Es tanta la riqueza de la danza que además de su buen resumen, me vienen a la memoria los bailes europeos, las danzas tribales y los enigmáticos bailes de China, Tailandia y Vietnam, entre otros.
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Tal vez valdría la pena profundizar en el tema en el futuro, aunque no soy un especialista.
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Música y baile, la alegría de vivir
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La danza es un regalo de la vida, que nos complace visualmente y alimenta el espíritu.
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Reblogueó esto en Un lunar en la punta de la narizy comentado:
El baile, la seducción y el amor.
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