De amores, Violeta Parra

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Violeta
Cuando escribió Gracias a la vida nadie supo si era un canto al amor o una despedida de aires trágicos, pero marcó su impronta con tanto virtuosismo que sólo al pronunciar hoy su nombre Chile se estremece y Latinoamérica también: Violeta Parra.

Era una mujer insoslayable, arrecha y llena de fantasmas, irreverente por naturaleza y difícil de carácter, hasta que tomaba la guitarra. Entonces venía el derroche de alegría, sensibilidad y llanto.

Su grandeza fue construida a golpe de enormes sacrificios, entrega y tesón. Un vistazo a la película Violeta se fue a los cielos, de Andrés Wood, permite entender la increíble fortaleza de esta multifacética artista nacida en San Fabián de Alico, cerca de Chillán, 400 kilómetros al sur de Santiago de Chile, el 4 de octubre de 1917.

En el umbral del Cementerio General de la comuna de Recoleta, en la capital chilena, aparecerá en 2015 una escultura de Violeta Parra guitarra en mano. La idea es dejar una huella insoslayable de quien es considerada la madre del canto popular de la nación austral.

Para no dejar pasar el momento, a propósito del futuro centenario de su nacimiento, la Corporación Cultural y Municipalidad de Recoleta, el Sindicato de Folcloristas y Guitarristas, y la Fundación Violeta Parra, lanzaron la iniciativa con el concurso del artista plástico Oscar Sánchez Fredes.

Donar llaves de bronce u objetos del mineral hace más genuina la escultura; de alguien que siempre estuvo cerca de su pueblo, así podemos devolvérsela como tanto le gustaría a Violeta, comenta emocionado Iván Vidal, presidente del Sindicato de Folcloristas de Chile.
Gracias
-INCONMENSURABLE VIOLETA-

Las arpilleras son como canciones que se pintan, decía para intentar explicar su enorme capacidad creativa. Enferma durante algunos meses, decidió comenzar a tejer piezas con agujas y sacos de yute o cáñamo que serían luego antológicas.
arpillera
Era una expresión de su música que llegaba de cierta forma nada menos que al Museo del Louvre de París en 1964. Violeta Parra se convirtió en la primera latinoamericana en exponer individualmente en el recinto de su tipo más visitado del mundo. Allí llegó con óleos, arpilleras y trabajos en papel maché.

Pero Francia no fue un accidente en su vida. Allí vivió casi tres años.

Hija de una familia pobre, el padre maestro de música, Nicanor Parra,y la madre una campesina, Clarisa Sandoval, se rodeó de un ambiente precario pero lleno de riqueza cultural.

Su hermano mayor, ya centenario en vida, es considerado una de las figuras más relevantes de la poesía hispanoamericana. Aún así, Nicanor Parra se muestra alérgico a los premios. Sus otros hermanos Roberto, Eduardo e Hilda, folcloristas, y sus hijos Angel e Isabel completan un clan extraordinario de artistas Parra, en el cual hay una saga de nietos en la misma cuerda.

Violeta del Carmen Parra Sandoval tenía un temperamento inestable, voluble, intrínseco a sus cuitas amorosas. Aún así, nunca se rendía ante los tropiezos de la vida y como respuesta, hacia brotar sus dotes de ceramista, bordadora, escultora y pintora.

-LOBA EN PIEL DE CORDERO-
VioletaNicanor
Así la definía su mordaz hermano Nicanor que no ha dejado nunca de admirarla, si bien tampoco le hizo adornos a su temperamento.

Sus canciones fueron reflejo de su compromiso, entre el amor y la sociedad, como deslizó en Run run se fue p’al norte; Qué he sacado con quererte; Qué pena siente el alma; La Jardinera; Me gustan los estudiantes; Arriba quemando al sol; El gavilán, gavilán; y Por qué los pobres no tienen…

Y por supuesto, Gracias a la vida, que han interpretado Mercedes Sosa, Alberto Cortez, Elis Regina, Plácido Domingo, Omara Portuondo, Rosario Flores, Laura Pausini, Caetano Veloso, Ana Belén…

El cubano Silvio Rodríguez le escribió una canción intitulada Carta a Violeta Parra; la peruana Chabuca Granda le dedicó Cardo o ceniza; y el español Joaquin Sabina compuso Violetas para Violeta.

Referente del folclor latinoamericano, su apasionado romance con el antropólogo y musicólogo suizo Gilbert Favre la colocó en la aventura europea. Años más tarde no rebasaría nunca la ruptura de su relación con Favre, para muchos una de las causas de su suicidio a los 49 años en la carpa cultural que estableció en la comuna de La Reina.
VioletaVJara
Amiga de Víctor Jara, conocida de Pablo Neruda, inspiraría un comentario en París de Pablo de Rokha, considerado uno de los cuatro grandes de la poesía de Chile.

(…) me refiero a la cualidad que la orienta a ella y su guitarra y aun la pintura en proverbio o la tonada revolucionaria, a su guitarra y a ella, porque ella no es una guitarra con mujer, sino una mujer con guitarra.

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