Nombre de mujer, delicias del paladar, aromas aterciopelados, bouquet con taninos suaves. Se denomina Carmen, insignia del vino chileno con la enigmática Carménére, la uva francesa que sobrevivió en la distancia de su tierra natal, cuando todos la daban por perdida, y ahora celebra 20 años de resurrección.
Si los argentinos hicieron suya la Malbec, los sudafricanos firmaron su sello emblemático con la Pinotage (mezcla de Pinot Noir y Cinsault), Chile se asoma al Planeta-Vino con su Carménére especial, sui-géneris, de paternidad casi absoluta con el 84 por ciento de la producción mundial.
Una historia llena de curiosidades. En el entorno de 1850 los grandes viticultores de la época llevaron a Chile la cepa que se confundió con el Merlot y dejó en el olvido al Carménére. Cuando el azote mundial de la plaga de la filoxera (insecto parásito de la vid), el vino cayó en sus horas más bajas a fines del siglo XIX (https://faustotriana.com/2014/02/01/chile-gracias-por-el-vino/).
Sin embargo, Chile sobrevivió incólume al fenómeno y sus cepas saludables devinieron tablas de salvación para la industria vitivinícola internacional, con un acento francés muy marcado. El Carménére se produce con la cepa originaria de Medoc, Burdeos, salvada en este territorio sudamericano.
-REDESCUBRIMIENTO-
El encargado del redescubrimiento en fecha tan cercana como 1994 fue el ampelógrafo francés Jean Michel Boursiquot, quien detectó el 24 de noviembre de ese año que el llamado Merlot Chileno era realmente Carménére, una uva extinta en Burdeos.
La ampelografía, que se encarga de identificar y describir la vid con sus variedades y frutos, permitió a Boursiquot hacer el descubrimiento, “casi por azar, porque llegó en el momento justo”, señaló el enólogo chileno Sebastián Labbé.
Es un hito en la historia de la vitivinicultura chilena y tiene a Carmen, la viña más antigua de Chile, como protagonista al convertirse en el lugar donde se reveló la identidad original de la uva, dijo Andrés Lavados, gerente general de Viña Santa Rita-Terra Andina-Viña Carmen.
Para el 24 de noviembre de 2014 el experto francés Boursiquot será invitado de honor a las celebraciones por el 20 aniversario de la reaparición o nueva identificación de la uva Carménére, de la cual Chile tiene la supremacía mundial.
En uno de los viñedos de Carmen, específicamente en el valle Alto Maipo, ocurrió esta suerte de milagro. La flor, los estambres son diferentes (…), los del Carménére son doblados, en otras variedades los estambres son rectos, explica el enólogo Labbé.
Esa fue la pericia de Boursiquot, darse cuenta de estos detalles, acota al mostrarme el lugar donde existe hoy una placa en tributo al redescubrimiento, en Viña Santa Rita-Viña Carmen, apenas a 38 kilómetros de Santiago de Chile.
-CUATRO LUSTROS-
A partir de entonces, Carmen se convirtió en impulsora del desarrollo del Carmenère en Chile y lanzó en 1996 el primer vino hecho con esta cepa: un ensamblaje con Cabernet Sauvignon, etiquetado como Grande Vidure. No era fácil reconocer que aquel Merlot Chileno de fuste, era en realidad Carménére y como no estaba registrado con ese nombre debió adoptar el Grande Vidure.
Esta inquieta y laureada Viña con nombre femenino adquirió 148 hectáreas en Apalta, Valle de Colchagua. Su terroir permite una madurez lenta y balanceada de la uva, con taninos poderosos y buenos niveles de acidez, conjugación perfecta para el Carmenère, indica Labbé.
“En estos 20 años hemos aprendido a base de errores, pero somos el país que tiene el mejor conocimiento sobre la cepa. Yo diría que todavía tiene mucho potencial, mucho por mostrar, que aún no conocemos”, argumenta el apasionado enólogo.
Lo que hace diferente al “terroir” chileno apunta a la brisa proveniente del Océano Pacífico y al fabuloso promontorio de la cordillera de los Andes al este, acota.
Para los festejos de aniversario, Sebastián Labbé tiene la paternidad casi completa de un exclusivo, el Viña Carmen IIII Lustros, que no será comercial, sino escogido para regalos en unas tres mil botellas en 300 cajas, producción única.
“No es tan especiado, sino netamente frutal, por el lado de la fruta azul, tipo arándanos, mora y también guinda negra. En boca, tiene un carácter vibrante, aparece el grafito, es jugoso y de buena persistencia. El ataque es dulce, pero posee un pH de 3.5, lo que le da una vivacidad que conserva hasta el final”, detalló.
Ya que estamos en Chile, los dejo con dos ilustres de la literatura:
• El vino mueve la primavera, crece como una planta la alegría. Caen muros, peñascos, se cierran los abismos, nace el canto. Pablo Neruda.
*¿Hay algo, pregunto yo
más noble que una botella
de vino bien conversado
entre dos almas gemelas?
Nicanor Parra
Pingback: Carmen Carménére, glamour del vino chileno | Noticias de mi Tierra
No es un vino que se encuentre mucho en los mercados europeos, pero parece que es tan agradable como el Pinot Noir y hasta más suave que el Merlot.
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Muy recomendable aunque no es digamos un vino de larga data.
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Hay algo europeo en las viñas de Chile, por lo que se aprecia,
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El Parque de la Viña Santa Rita fue diseñado por un ingeniero francés.
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Como dice el refrán, para gustos se han hecho colores….y el caso es que el Cabernet de Sauvignon de Concha y Toro es uno de mis favoritos.
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Así es. Días atrás probé un Pinot Noir de Casa Silva y realmente quedé bastante impresionado.
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Con cuerpo agradable y sabroso tanto como el lugar de donde nace linda visita a las viñas Santa Rita
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Efectivamente, un vino para disfrutar siempre. Gracias por la lectura.
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