Nombre de mujer, delicias del paladar, aromas aterciopelados, bouquet con taninos suaves. Se denomina Carmen, insignia del vino chileno con la enigmática Carménére, la uva francesa que sobrevivió en la distancia de su tierra natal, cuando todos la daban por perdida, y ahora celebra 20 años de resurrección.
Si los argentinos hicieron suya la Malbec, los sudafricanos firmaron su sello emblemático con la Pinotage (mezcla de Pinot Noir y Cinsault), Chile se asoma al Planeta-Vino con su Carménére especial, sui-géneris, de paternidad casi absoluta con el 84 por ciento de la producción mundial.
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