Ilustres del Procope de París

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Le Procope

Le Procope


París.- Ernest Hemingway tenía la costumbre de andar a buen resguardo de tentaciones parisinas, que consideraba “pruebas divinas”, frente a las cuales sus bolsillos temblaban. “Cuando éramos muy pobres y muy felices …”.

En una de sus tantas descripciones brillantes de París, repara en los detalles de la bondadosa generosidad de dulcerías, panaderías y restaurantes, con un poder de seducción rebosante en voluptuosidad de aromas y sabores.

Tenía algunos sitios especiales, como La Closerie des Lilas, pero también advirtió la bien ganada fama de Le Procope. Aunque no fueron precisamente los iluministas sus personajes preferidos en la Ciudad Luz, si le fascinaba la buena y abundante comida.

Hemingway era un casi desconocido por esos tiempos, aunque voraz comensal a quien un par de botellas de vino blanco de Alsacia le parecían ideales para acompañar ostras de Normandía o algunos tintos, aún en la herejia, ante los deliciosos pollos de Lyon.

No era lo mismo Francois-Marie Arouet, alias Voltaire, uno de los escritores franceses más relevantes del siglo XVIII, más reconocido por sus debates políticos, a pesar de su excepcional obra literaria.

Voltaire fue uno de los notables asiduos del Procope.


En pleno apogeo del iluminismo, se preciaba de cierto liderazgo en los debates filosóficos, al punto que llegó a instalar su oficina en Le Procope, un sitio bohemio que cortejaba los aromas del café y atrajo alguna vez a Simón Bolívar y José Martí.

En otra ciudad, Le Procope, fundado en 1686 por el siciliano Francesco Procopio Dei Coitelli, sería una de las glorias máximas de sus habitantes. Pero en París es de los tantos sitios llenos de pasajes históricos y anécdotas.

Tampoco se permite la indiferencia, porque sus capítulos parecen revelar el tránsito de famosos y desconocidos, bajo la seducción inicial del néctar negro y luego con las exquisiteces de la reputada cocina francesa.

Las cadencias de la antigua Lutecia (el nombre original de París) se antojan a líneas asimiladas unas con otras por los hilos conductores de la historia.
De las personalidades latinoamericanas se mencionan a Bolívar y Martí, y en su esplendor, se dice del encantador Julio Cortázar, quien en Rayuela escribió: “Cielito lindo, cielito de café”.

Como afirmaba el escritor austríaco Joseph Roth, “salir del café y ver la luz del sol era como despertarse en medio de un sueño. Dentro se paraba el tiempo”.
A toda esa magia se debe Le Procope. En realidad surgió 20 años después de la introducción del café en Europa, con la idea de hacer popular aquel extraño brebaje amargo. No sólo consiguió su objetivo, sino que incursionó con gran éxito en el arte culinario.

Los pasajes de Martí en Francia, el apóstol de la independencia de Cuba, son breves aunque intensos.

Pudo cruzarse con Víctor Hugo en el boulevard de Los Italianos, en el Café Tortoni, quizás con el propio Bolívar, el Libertador o con otra figura insigne de Venezuela, Francisco de Miranda.

No hay precisiones exactas. Le Procope fue también cuartel general de los románticos de distintas épocas, como Víctor Hugo, Georges Sand y Alfred de Musset. Un punto de concurrencia para Oscar Wilde, Honoré de Balzac, Benjamín Franklin y Napoleón Bonaparte.

¿Moliére?. En el número 12 de la calle l´Ancienne-Comédie están sus huellas. Desde 1690 se convirtió en el espacio predilecto de reunión de los actores de la Comédie Française, la cual se había inaugurado un año antes en la misma zona.

La fama de la tropa de Moliére fue razón suficiente para arrastrar al selecto público que acudía a sus espectáculos.

-LOS FILOSOFOS
Serían bautizadas con el nombre de “Las charlas del café”. Sin embargo, guardaban toda la pasión de la época y para muchos la bebida y luego las comidas, terminaron siendo el pretexto de las proyecciones que cambiarían al mundo.

Si Martí, Bolívar y Miranda diseñaron en la Ciudad Luz las estrategias de sus luchas independentistas no es algo que pueda asegurarse, pero sí de algún modo recibieron influencias de los entretelones de la Revolución Francesa.

Voltaire, Danton, Robespierre, Marat, Corot, Camille Desmoulins, Diderot y Rousseau dejaron sus sellos pensadores en las paredes de Le Procope. Los camareros servían con guantes blancos y bandejas de plata las bebidas, acompañadas de sorbetes y agua helada.

Era el refugio para discutir las ideas revolucionarias que más adelante hicieron estremecer los fundamentos de la monarquía. El propio Luis XVI, inicialmente admirador del Procope, recelaba del recinto poco después.

Sin referencias específicas, descubrir el hoy café-restaurante puede ser un acto de suerte. Un pequeño pasaje de lugares antiguos, de esos abundantes en París que se asemejan a óleos arrugados pero vitales, sirve a la revelación.

Al andar por el boulevard de Saint Germain, después de disfrutar de una animada tarde de jazz justo a un costado de la catedral del mismo nombre, la más antigua y tal vez extraordinaria de la Ciudad Luz, tropezar con Le Procope es una bendición.

Luces que transportan al visitante al siglo XVII, la madera como parte esencial del diseño y baños decorados a la usanza del pasado, se suman en curiosa armonía al despacho intacto de Voltaire y a los pensamientos de Rousseau y otros escritos en las paredes.

La “cour du Commerce Saint Germain” acompaña a Le Procope, como todo lo auténtico que respira en la sobriedad de una urbe que no exige reconocimientos. Los obtiene por derecho propio.
Un delicioso chocolate caliente en pleno invierno o los menús de carnes y mariscos para chuparse los dedos. Y la sensación de estar rodeados de almas geniales que influyeron o determinaron en la historia de la humanidad. ¡Literalmente!

5 comentarios en “Ilustres del Procope de París

  1. Pingback: Víctor Hugo, Martí, Mozart, Neruda, Picasso… | Un lunar en la punta de la nariz

  2. Como parisino que soy, conozco bien este restaurante historico, donde invite hace tiempo unos amigos venezolanos.Siempre sospeche que tanto Simon Bolivar como Miranda tuvieron la oportunidad de codearse ahi con los intelectuales de la epoca. En este restaurante, hay retratos de los antiguos clientes, en tiempo de revolucion, y pense que seria muy interesante poder colocar igualmente los retratos de nuestro héroes venezolanos, pero nunca pude comprobar la verdad historica de su presencia en el famoso lugar.
    Alguien puede aportar una luz sobre el asunto ?

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    • Pues Gérard, gracias por tu comentario. Lo único que puedo añadir es que estos pasajes de la historia, sobre todo en el caso de América Latina, cuestan mucho verificarlos. Se habla también de un encuentro improbable entre Víctor Hugo con José Martí, pero es difícil corroborarlo.

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