En una colección de música que se respete, siempre existen discos situados en lugar preferencial. De esos que a ciegas se pueden hallar fácilmente con la certeza de complacer con celeridad al sentido auditivo.
Sin pensarlo dos veces, muchos melómanos tendrán a mano a Kenny G. o más bien Kenneth Gorelick, su verdadero nombre.
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