Primavera en París.
Asomos cálidos del 2011.
Las bondades de una ciudad bien amada, a la cual Woody Allen acaba de rendirle otro homenaje en el cine con las trasnochadas de Owen Wilson.
Mientras, turistas, residentes y nativos no pierden la oportunidad de acercarse al Sena, para disfrutar de las terrazas y respirar París. Vale la pena.
Pero mejor, que hablen las imágenes en lugar de las palabras.
Maravilla de la arquitectura gótica en la Isla de la Cité, justo donde está el kilómetro Cero de París. Levantada de 1163 a 1345 y luego en la cumbre del imaginario de Víctor Hugo, con Quasimodo y Esmeralda, la Catedral de Notre Dame es una de las iglesias más bellas del mundo.
Desde cualquier ángulo, desde todas las miradas…
De emporios del arte culinario, como la sacrosanta Tour d´Argent, donde alguna vez comió el rey Enrique IV y una botella de cognac se subastó a 26 mil euros hace 2 años.
Y el Quartier Latin (Barrio Latino), donde ya los estudiantes de La Sorbona no salen a las calles a hablar latín, pero conserva el donaire de las zonas bohemias de la urbe.
Las callejuelas del Barrio Latino y los agradables olores de las Boulangeries (panaderías y dulcerías) y los restaurantes parisienses.
Finalmente, Le Printemps (la primavera)…
Que belleza de fotos!. Anima ir a París, aunque dicen que es supremamente caro.
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Caro es, extraordinario también.
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Oh París si que bien vale una misa
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Una ciudad para ser amada y no sólo por su belleza, sino por su impronta.
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