De Anna Pávlova a Alicia Alonso

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Decían que El lago de los cisnes se había concebido para Anna Pávlova por aquellos movimientos gráciles de sus brazos. Las bailarinas rusas tenían un denominador común en su gestualidad y tiempo después, Maia Plisevskaia era como una Diosa en los escenarios.

Empero, el virtuosismo también nace en geografías pequeñas y sin una verdadera tradición cultural hasta ese entonces. Alicia Alonso, habanera, cubana de pura cepa, es todavía considerada la Giselle de todos los tiempos.

Para Pávlova, el coreógrafo Michel Fokine creó La muerte del cisne y aunque también descolló en Las Sílfides y Coppelia, no alcanzó la excelencia de Alonso en Giselle, me repetían mis apasionados tíos amantes de la danza.

No eran los únicos en pensar así.

Prima ballerina assoluta de Cuba, estuvo en Enghien-les-Bains, en la periferia de París, para recibir un homenaje. Confesó que no es dada a la palabra, pero brilló con sencillez en el relato de por qué lleva en su sangre a Giselle, sin olvidar la vehemencia de su Carmen.

Debió sustituir a la inglesa Alicia Markova (indispuesta) con el American Ballet Theater el 2 de noviembre de 1943, el día que ascendió a la cumbre de los elegidos de la danza. Entre primeras bailarinas fue la única que se dijo dispuesta a asumir la responsabilidad.

Ensayó 24 horas seguidas Giselle y el éxito fue resonante. Tenía una expresión perfecta entre el lirismo con aireas latinos y la impronta teatral de un histrionismo de primera línea.

“Estaba en mi camerino y todavía no me lo podía creer. Entonces llegó un coleccionista y me quitó las zapatillas para quedárselas. Fue cuando supe que estaba sangrando en los talones, pero no lo sentía, de verdad, seguía soñando (…)”, comentó.

Escucharla hizo el milagro del “déjá vu”.

Con 15 años yo tenía una beca que me convertiría en camarógrafo de cine. Al menos eso prometían y por aquello de acercarme a un mundo afín de cierto modo al séptimo arte, Corina y Panchito, mis tíos del Vedado, en La Habana, intentaban seducirme con el ballet.

Alguna vez los acompañé al Gran Teatro García Lorca, donde supe de Alicia Alonso y las Cuatro Joyas (Josefina Méndez, Loipa Araújo, Aurora Bosch y Mirta Plá), escuché de Anna Pávlova y la afirmación sorprendente de Rudolf Nureyev.

Se mencionaba a Nijinski, Youskevitch, Baristnikov (…) pero al llegar a Nureyev los “expertos” que rodeaban a mis tíos contenían la respiración: es capaz de romper el viento cuando baila.

Nureyev y Alonso tuvieron su último encuentro escénico en 1990 en Palma de Mallorca, España, con el estreno de Poema de amor y del mar, de Alberto Méndez, y con la participación además de Victoria de los Angeles, la gran soprano lírica española.

Para un cuasi neófito como yo, el espacio de las figuras es su mejor terreno. Recordaba a la rusa Maya Plisetskaya, tal vez la reencarnación de Pávlova en el tema de los cisnes.

O la francesa Yvette Chauviré, la italiana Carlotta Grissi (la primera Giselle de la historia) y la rusa Olga Spesitvtseva.

-OVACIONES APASIONADAS
Es difícil encontrar ovaciones tan apasionadas como las de La Habana y París, donde los amantes del arte deliran en sus aplausos y regalan los “bravo” con mucha vehemencia.

Hace 23 años Rudolf Nureyev bailó Giselle en Enghien-les-Bains, el mismo escenario donde la extraordinaria Alicia se confesaba abrumada por los elogios de Philippe Sueur, alcalde de la ciudad gala y consejero general del departamento de Val D´Oise.

Los bailarines estamos acostumbrados a los aplausos, no a las palabras, declaró Alonso al recibir la Medalla de Oro de la ciudad de la periferia parisina poco antes de que su compañía presentara a Giselle en el Centre des Arts.

A sus lágrimas se sumaron las del máster francés de la danza Cyril Atanasoff, su compañero precisamente en Giselle en la Opera de París en 1972. “Alicia es la expresión más completa del ballet, al lado de Nureyev y Anna Pavlova”, indicó.

El encantamiento de la danza del Ballet Nacional de Cuba y de su inspiradora principal se apoderaba de una ciudad bañada por el lago Enghien, recreado antiguamente de detalles en la pluma de Alexandre Dumas.

Alicia Alonso habló de la danza como la primera vez que interpretó Giselle en su vida. Movió los brazos, derrochó gestualidad y la sonrisa se hizo perenne cuando relataba aquel debut de Giselle en Nueva York.

Siempre atildada, escudriñando la sonrisa correcta y la pose de las grandes divas, -cuando su visión no la acompaña-, hizo levantar a espectadores y prensa con similar entusiasmo para disfrutar de su increíble aureola.

Respondió sobre el estilo expresivo de los bailarines cubanos, de su suave sensualidad y de la anécdota con Alberto Juantorena, doble campeón olímpico de Montreal-76.

“Lo vi correr con esa elegancia única y le advertí de sus cualidades para la danza. Si no hubiese sido deportista de tanto éxito, hubiese lamentado perderlo como bailarín”, reflexionaba.

Habló, por supuesto, del BNC y su fuente de talentos, con la impronta particular de la idiosincrasia de su pueblo, respeto absoluto a la esencia de los clásicos y decenas de proyectos, con el futuro a sus pies.

Preguntada sobre “el secreto de su vida”, se mostró espléndida:
Yo aprecio cada día el milagro de la vida, disfruto los olores, la naturaleza y siento el placer de la belleza, de los valores; tampoco pierdo el deseo de trabajar, de hacer coreografías, en resumen de seguir viva.

Le vi salir una lágrima, quizás dos, apenas en unos segundos. Luego, levantó el rostro, empinó la mirada y siguió volando (…).

4 comentarios en “De Anna Pávlova a Alicia Alonso

    • En efecto, Alicia Alonso es una de esas raras y excepcionales leyendas del arte en el mundo. En ocasiones, la cotidianidad lo hace a uno reparar como se merece en casos de esta índole. Verla mover los brazos y brillar en su expresión, ciega y con dificultades de movilidad, fueron impactos muy grandes. Otra vez, gracias.

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  1. ORGULLO Y RESPETO POR ESA GRAN CUBANA. !QUÉ GRANDE NUESTRA TIERRA, SI PEQUEÑA ES SU EXTENSIÓN!
    QUE NO FALTEN LEYENDAS, QUE NOS VISITEN CONSTANTES LAS MUSAS. QUE HONREMOS SIEMPRE NUESTRO PATRIMONIO, QUE SIGAMOS LEGANDO BELLEZA.
    GRACIAS ALICIA

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    • Siento la pasión en tus palabras. Tuve la suerte y el privilegio de estar muy cerca de Alicia Alonso recientemente. Es cuando uno se rinde ante la consagración absoluta y el arte. Casualmente hoy le hacen un homenaje por todo lo alto en Nueva York.

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