Probablemente una de las ciudades más bellas del mundo, centro de la Cóte d´Azur o Riviera Francesa por derecho propio, Niza se antoja una postal viviente, el fresco de mar y ciudad que todo pintor añora.
Tiene de día vistas espectaculares del Mediterráneo, aunque no sé hasta qué punto pudieran superar las nocturnas en los relajantes paseos por el boulevard al borde del mar o en su casco histórico.
La Perla del Mediterráneo, como también la llaman, posee una mística especial en su zona histórica, bañada de heladerías italianas, el parque Le Chateau y el boulevard Jean Jaures.
Fundada hace más de dos mil años, Niza, en occitano Nissa o en italiano Nizza, tiene el privilegio de ubicarse entre Montecarlo, en el Principado de Mónaco y Cannes, la glamorosa ciudad del cine mundial, el mercado de la música y los audiovisuales.
Artífice de la unificación de Italia, Niza venera con devoción a Giuseppe Garibaldi por su lugar de nacimiento cuando la urbe estaba íntimamente ligada al a vecina nación. Sin embargo, tiene como propio al pintor Henri Matisse.
En realidad Matisse nació el 31 de diciembre de 1869 en Le Cateau-Cambrésis, en Nord-Pas-de-Calais, Francia, y falleció el 3 de noviembre de 1954 en Niza, donde se había instalado desde 1917. Fue maestro de los colores y los dibujos y es considerado junto a Picasso, entre los grandes de la plástica del siglo XX.
De tal forma, Nice, como se escribe en francés, decidió consagrarle un museo en su honor en 1963.
Pero Garibaldi y Matisse no son las únicas celebridades que tuvieron influencia en esta espléndida joya de los accidentes geográficos de la naturaleza y de la mano delicada de la arquitectura humana.
Dos personalidades dejaron también sus sellos en el Observatorio de Niza, una obra magistral de 1882 dirigida por Charles Garnier, el mismo que construyera después la Opera de Paris, con la ayuda de Gustave Eiffel, el hombre de la inmortal Torre Eiffel de la Ciudad Luz.
Tiene 19 museos y galerías y 32 monumentos, pero más allá de los espacios cerrados, el placer máximo se da en el encuentro con la ciudad y muy especialmente, con la magia de la Costa Azul. El Paseo de los Ingleses (La Promenade des Anglais) y el Canal de Flores y Palmeras, completan los atractivos de la preciosa urbe gala.
Me encanta poder leer tus cronicas. Estoy feliz por haber podido entrar a tu blog. FELICIDADES!
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