Orfebre del pentagrama que sabe cantarle al corazón directamente, a los sentimientos y la amistad, sin tintes plañideros. Ya no es un jovencito, aunque su vuelo de imaginerías siempre apunte al infinito, con esa prosa poética que marcó canciones en épocas más soñadoras.
Joan Manuel Serrat es como un amigo cercano, entrañable, querido e imperecedero.
A ratos nos hace pasar algún susto, como el más reciente cuando tuvo que ser operado en Barcelona para extraerle un nódulo de un pulmón tras la detección precoz de cáncer. Luchador incansable por la vida, viejo sabio, encantador de almas.
En diciembre cumplió 67 años y lo hizo a lo grande, después de numerosos conciertos para celebrar, entre otras cosas, el centenario del natalicio de uno de sus alter ego, Miguel Hernández.
Tuve el privilegio de asistir a uno de sus recitales inolvidables en La Habana en 2001. Escribí entonces una reseña que pudiera parecer rebasada por el tiempo, pero los buenos vinos nunca pasan de moda. Los dejo pues con mi homenaje a este cantor de esencias y aromas del mundo …
Tarrés no sabría decirlo bien y terminaría confundido si trata de encasillar a Serrat.
Mago astuto de la escena, catador de lo mejor del pentagrama, fiel a su prédica, impecable en captar las mieles más exquisitas que lindan con la poesía.
Joan Manuel Serrat es capaz todavía de convocar grandes auditorios y rendirlos con el poder intrínseco de la palabra y el amor. Su disco “Tarrés-Serrat, Cansiones” se antoja un cofre de reliquias insondables.
Catalán, irreverente, podría decir al mundo hispanoparlante: muchos de vosotros se enamoraron con mis canciones. Y aunque lo sabe muy bien, prefiere seguir en su eterno rejuego de sortilegios con nosotros mismos, con él y con su otro yo. “Ese tal Tarrés que no me cabe en la piel, y saca a mi animal de parranda con él”.
Para convencernos de su historia, nos relata en el disco: “todos tenemos un doble que vive en las antípodas, pero encontrarlo es muy difícil, porque los dobles tienden siempre a efectuar el movimiento contrario”.
Muchas primaveras cayeron desde su primera aventura seria con la música, a los 16 años, cuando todavía andaba por el barrio obrero de Poble Sec, en Barcelona. Juanito o El Cani, como le llamaban, logra con Una guitarra su primer disco.
Entre la canción comprometida y los temas del amor, y su determinación de no abandonar nunca el catalán como idioma alternativo, impacta en España y en el universo con Paraules de amor, en 1967, para luego dar continuidad a una prolífica carrera como autor e intérprete de piezas antológicas.
Poco antes de que den las 10; Tu nombre me sabe yerba; Cantares (dedicado a Antonio Machado); Penélope; Mediterráneo; Señora, Fiesta, Homenaje a Miguel Hernández; Esos locos bajitos, No hago otra cosa que pensar en ti; Hoy puede ser un gran día, De vez en cuando la vida; Sinceramente tuyo; El sur también existe (con textos de Mario Benedetti), Material sensible, Utopía (…)
-LATINOAMERICA-
Hasta Cansiones, así como ese, para provocar y recordarles a los incautos que este Tarrés-Serrat del nuevo milenio es el mismo que debió radicarse en el exilio tres años y fue proscrito por la dictadora de Pinochet en Chile. Un rebelde que ya siendo abuelo, se permite todas las licencias tolerables.
Como plantarse en una mesa de taberna, en cualquier escenario iberoamericano, para tomarse un vino con Tarrés y darle las gracias a tantos corazones que hicieron posible el CD homenaje a la música latinoamericana.
A Violeta Parra, Juan Luis Guerra, Cecilia Todd, Daniel Samper, Tania Libertad, Carlos Mejía Godoy, Daniel Viglietti y Augusto Enríquez (…).
Serían sorpresas si no se escucharan tan audibles los aires del tango, vallenato, danzón, conga carnaval, folclor suramericano y clásicos del cancionero latinoamericano.
Este Serrat, en realidad, tiene mucho de Tarrés. Nos envuelve en la nostalgia por Roberto Cantoral con Soy lo prohibido: “Porque en su falsa intimidad/en cada abrazo que le das/sueñas conmigo…
Y nos desarma, reportándose a la memoria de José Alfredo Jiménez con De un mundo raro. … Y si quieres saber de mi pasado/es preciso decir otra mentira/les diré que llegué de un mundo raro/ que no sé del dolor/que triunfé en el amor/y que nunca he llorado…
A Violeta Parra con la Mazúrquica modérnica y no menos excepcional El cigarrito, de otro chileno irrepetible, Víctor Jara, lo colocan en la cuerda de sus tributos siempre sentidos.
Pero va más allá. Serrat se lanza al ruedo con ritmos hasta entonces desconocidos para él, como el vallenato colombiano, con una deliciosa versión de El amor, amor, y la picaresca de su letra.
Pobre del Rey Salomón/con sus mil y más mujeres/Si yo con una que tengo/me doy contra las paredes…
Una aproximación al danzón con Yo sé de una mujer (…que mi alma nombra/ siempre con la íntima tristeza/ que arrojó por el fango/ su belleza/ lo mismo que un diamante en una alfombra/, hasta tocarnos muy hondo con la ternura de Che pykasumi (Mi tortolita) a partir de versos en guaraní.
Mi pequeña tórtola/ que volando leve de mi te alejaste/Tú imagen retorna/una y otra noche/a oprimirme el sueño.
La maquinita, canción popular mexicana; En la vida todo es ir, con música del puertorriqueño Roy Brown; Sabana, con marcado acento del Río de La Plata; El último organito, con los acordes del bandoneón al igual que en fangal; y para cerrar La llamada, a ritmo de carnaval, con sello cubano.
Un único varón, fruto de su primer romance con huellas, y dos hijas ya mujeres de su unión con la ex modelo Candela, nietos en sus entornos, enfermedades y el fantasma de las siete décadas en el umbral de su vida, no parecen inmutarlo en lo absoluto.
Sigue componiendo y el horizonte de 2010 le obligó apenas a un alto en el camino por el episodio pulmonar. Como Pablo Milanés cuando cumplió su promesa-canción de volver a pisar las calles de Santiago, Serrat cuenta entre sus mayores satisfacciones el regreso a Chile.
Sacudiéndose del antaño veto de Pinochet y ante un público fascinado, interpretó “17 años”, de Violeta Parra, precisamente el tiempo que estuvo ausente de tierras chilenas.
-AUTOR IMPRESCINDIBLE-
No pierde oportunidad para subrayar sus ideas de paz y amor, antes, luego y por siempre. Quizá por esa razón y por muchas otras causas nobles intrínsecas en la personalidad de Serrat, los melómanos extraen de los “baúles imprescindibles” sus tesoros.
Mediterráneo, para muchos su disco más acabado, letra y música de su inspiración, salvo una, refrescan la máxima de que los virtuosos nacen un día y se quedan siempre.
Pocos podrán sentirse ajenos a piezas tan exquisitas como Aquellas pequeñas cosas, La mujer que yo quiero, Pueblo blanco, Tío Alberto, Que va a ser de ti, Lucía, Vagabundear y Vencidos.
Pero, por supuesto, Mediterráneo es su himno emblemático, de amor al mar y los pueblos que une. A esa suerte de “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, refrescando a Machado; que recorre la espléndida Barcelona, contempla su bahía y recrea su vista en las excelencias de Gaudí.
De todas sus vivencias nos hace cómplices desde que sube al escenario. Solitario, enfundado con su sencillo atuendo negro “de campaña”, convierte al público en su aliado permanente, atisba soliloquios y reparte notas del pentagrama.
Percibe el pulso de los espectadores y sabe tocar los puntos sensibles del auditorio… Mediterráneo, sí, para el gozo y el divertimento, la alegría…y después, después claro, ni más ni menos, Aquellas pequeñas cosas…
Por todo esto y mucho más, nos alegra que exista Tarrés, para que nos haga ver más nítida la trayectoria de Serrat y sus apegos con esos detalles mínimos que engrandecen la vida.
Ya se lo dijeron ambos, de ambos…
Tarrés está siempre del otro lado. Sea cual sea el lado en que Serrat se encuentre.
Joan Manuel Serrat es, realmente un poeta que canta, no importa si su voz ya es poca, porque sus mensajes y el sentimiento que pone en lo que hace es fant’astico. Nuevamengte te felicito y me felicito por poder acceder a estas cronicas tan buenas.
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Como lo digo en la crónica, lo siento como a un amigo, porque sus canciones tocaron épocas maravillosas y el sentimiento de su prosa es inconmensurable. Siempre es estimulante saber que alguien puede interesarse por estas notas que son digamos, un detalle para no dejar pasar las impresiones vividas.
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