Tres años vividos en Asia se pierden en las comparaciones cuando se llega a Japón. Tan distinto, sui-géneris, enigmático y atractivo. El primer despertar, en Fukuoka, una de las ciudades en ascenso de la Tierra del Sol Naciente.
Con poco más de millón y medio de habitantes, cuna de la civilización japonesa y más cerca de Seúl, Corea del Sur, que del mismo Tokio, la urbe de la isla de Kyushu se precia por su espíritu de Dontaku (fiesta) durante todo el año.
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