Levitaba, o al menos eso creía. Era su forma, su estilo de mantenerse a distancia de los problemas terrenales.
Le decían del cambio climático, las guerras, la política, el arte, la estulticie (…) y sólo pensaba en el amor.
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Levitaba, o al menos eso creía. Era su forma, su estilo de mantenerse a distancia de los problemas terrenales.
Le decían del cambio climático, las guerras, la política, el arte, la estulticie (…) y sólo pensaba en el amor.
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Vivir en Juan Fernández ya es de por sí una aventura. Trasladarse a Islas Desventuradas, otra suerte de proeza, con un premio: conocer una especie de langosta de hasta siete kilos de peso.
No es frecuente verla servida en un plato porque su pesca es bastante compleja. A fin de cuentas, ya que estamos en el medio de la nada, es igual de deliciosa la Jasus Frontalis o langosta de Juan Fernández.
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