¡Ah, el olfalto, sentido veleidoso que puede llenarnos de placer y también de rechazo. Benditos los que podemos apreciar el regalo de la naturaleza y los cuerpos!
Un lunar en la punta de la nariz
La obsesión por los olores de Jean-Baptiste Grenouille convirtió al protagonista de la novela El Perfume en un personaje antológico y a partir de sus sensaciones, el escritor alemán Patrick Suskin pretendió de forma implícita dejarnos un tratado sobre el tema.
Recuerdo todavía cómo la actitud demencial de Grenouille terminó por transmitirse a la vida real. En lo personal me tomó más de un mes quitarme la pesadilla de anhelar distinguir los olores a cada paso, aunque era difícil igualar a la figura ideada por Suskin.
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