Enjugó un par de lágrimas al hablar de sus hijos y su voz rasgada se hizo más grave luego de admitir que desearía hacer papeles de bueno en el cine. De alguna forma, Michael Madsen se apartó del blindaje de villano favorito de Hollywood.

Admirador de Humphrey Bogart, el actor estadounidense que tiene el privilegio de ser uno de los preferidos de Quentin Tarantino, recordaba como el emblemático malo de muchas películas consolidó su perfil con El halcón maltés y terminó de icono con Casablanca.

La conversación tuvo lugar en Santiago de Chile, en ocasión del Festival de Cine Sanfic 11, un encuentro con el Séptimo Arte pequeño pero con la virtud de reunir unas cuantas joyas de los cofres del celuloide.

Ante nuestra insistencia y de otros colegas acerca de su perfil y el futuro, Madsen respiró profundo, como para distanciarse del despiadado Mr. Blond de Reservoir dogs, su personaje emblemático.

-Adoraría que me ofrecieran Batman, por ejemplo, aunque sin dudas lo que harían es darme el Jocker u otro siniestro de la saga.

Antes había comentado pasajes biográficos. Hijo de padres divorciados a los 11 años de edad, debió luchar duro por abrirse paso en la vida. “El cine me salvó, sino a estas horas tal vez estaría en la cárcel”.

-MALO SENTIMENTAL-

Padre de cinco hijos, sus tesoros, Madsen, que es en la vida real bastante parecido a sus papeles cinematográficos (en la epidermis, claro está), lamenta los alejamientos a veces largos de su familia. Y es ahí cuando brotan lágrimas.

Escribe poesías y su hobby favorito es la fotografía. De todas formas uno se queda con la duda de que este espigado actor de 1,88 metros no tenga de vez en cuando algún arranque agresivo. En Chile, al menos, no lo mostró.

Quisiera ser más el actor de Free Willy que el sádico Mr Blond, o Budd, el asesino a sueldo de Kill Bill, aunque también, admite, “hay que trabajar para mantener a tu gente y hacerlo con Quentin (Tarantino) es un regalo de Dios”.

-Le debo tanto al cine (…) que creo que sin este ambiente de actores, músicos, guionistas, realizadores, productores, seguramente estaría mal, en la cárcel. Volver ahora con Quentin (en The Haitful Eight), ha sido un salto espectacular.

Con más de 170 largometrajes en su haber, Madsen ha sobresalido por los papeles de tipo duro y descarnado como una suerte de comodín perfecto utilizado por Tarantino, Ridley Scott, Oliver Stone, Barry Levinson, Robert Rodríguez y otros.

De nombre quizás no suene tanto. Sin embargo, su cara es reconocible asociada a Donnie Brasco (junto a Al Pacino y Johnny Deep) o en Species, siempre en la onda del malo. Igual sirvió a videoclips de Michel Jackson (You rock my World) y más recientemente en Black Widow con la rapera australiana Iggy Azalea.

Lo mismo con Justin Bieber (As Long As You Love Me) y Sky Ferreira (Obssesion).

-JOE GAGE-

En su anecdotario hay varios capítulos. No tenía una buena conexión con el británico Tim Roth durante el rodaje de Reservoir dogs y, sin embargo, ambos se acercaron mucho más ahora con The Hateful Eight.

-Deseaba hacer el papel de Mr. Pink (Señor Rosado) y no el de Mr. Blond (Señor Rubio) para estar más cerca de Harvey (Keitel). Quentin me permitió hacer la audición, pero no logré convencerlo. Tenía razón al darme a Mr. Blond. Es un personaje sórdido que me abrió un camino.

-Quentin (Tarantino) diseñó mi carrera. Ahora mismo escribió para mí el personaje que interpreto en The Hateful Eight, que sale en diciembre de 2015, como el vaquero Joe Gage. Es uno de los guiones mejor logrados de Quentin.

Precisamente Madsen, sin el eterno cigarrillo de Bogart pero con rasgos semejantes a un galán mafioso (camisa colorida, atuendos poco convencionales y voz de ultratumba), relató que el también director de Pulp Fiction, Inglorius Basterds y Django sin cadenas, se vio obligado a reescribir el texto.

-Hubo infidencias y Quentin estuvo a punto de no hacer el filme. Menos mal que se convenció de su calidad y va a darle al mundo una gran película.