No soy un profesional de la fotografía y guardo mucho respeto por los artistas del lente.
Nunca he llegado a creerme que las gráficas de aficionados pueden llenar el espacio de quienes consagran su tiempo y excelencias de la técnica para conseguir imágenes imperecederas.
Igual tengo el “lente del turista”, que intenta con un equipo sencillo y automatizado captar la belleza y los detalles de cada postal que nos ofrece la vida.
Para comenzar, París, que bien vale una misa y muchas oraciones más. La ciudad que no se acaba nunca, como decía Hemingway. Los dejo con mis impresiones gráficas, en un primer vistazo.