Un vistazo a la Torre Eiffel

París.-  Pudo ser un proyecto de 20 años pero se le añadieron otros 100 y ya nadie se atreve a insinuar siquiera el vocablo destrucción: la Torre Eiffel estuvo de cumpleaños de aniversarios cerrados en 2009 y 2014 con la mirada más espectacular de la Ciudad Luz.

El 31 de marzo confirma su mayoría de edad, a punto de volver a ser pintada con la ayuda de alpinistas que volcarán sobre sus 325 metros de altura (300 más la elevación de 116 antenas de televisión), 60 toneladas de pintura.

Se trata del llamado colorante ocre Tour Eiffel, destinado a cubrir 200 mil metros cuadrados de superficie, el secreto, según adelantaba el propio Gustav Eiffel en 1889, para que el monumento resistiera el paso del tiempo.

Aunque existen diversas iniciativas para festejar el aniversario, la Sociedad de Explotación de la Torre Eiffel (SETE), encargada de gestionar ese atractivo, se congratuló de las muestras de respeto y cariño que recibió del mundo entero.

La SETE preparó numerosas actividades a propósito de los 120 años y le cambió un tanto su infraestructura interna, pero en medio de renovaciones inscritas en un proyecto de remodelación de elevadores y áreas de acceso, luego de hacer más ecológica a la Grande Dame de París.

En 2008 recibió a casi siete millones de visitantes para confirmarse como uno de los sitios preferidos por los turistas en Francia, admirados por una obra que confirmó la capacidad antes demostrada por el autor en otros casos. Luego la cifra de turistas alcanzó los ocho millones.

Pocas veces se habla del ingeniero Eiffel como un hombre de excepcionales trabajos del rango del observatorio de Niza y su gran cúpula (1884), además del diseño de la Estatua de la Libertad de Nueva York (1885).

Dos años, dos meses y cinco días le llevó completar en 1889 un trabajo concebido para la Exposición Universal de París y tras sortear críticas vehementes. A las 13:30, hora local, terminaba una hazaña constructiva que pasaría a la historia.

Hoy sigue brillando, 200 horas al año en lugar de las 400 anteriores, como buena amiga de la naturaleza y del medio ambiente. Con ese aire tan especial que le llega del Sena y de los Campos de Marte.

Subir a su mirador más elevado es un espectáculo sensacional. Paris se reduce a sus pies y ofrece una vista panorámica única. Los problemas están en las esperas en la base, mientras la SETE promete cambios sustanciales en el futuro cercano para aligerar las filas.

Un detalle: al bajar vale la pena detenerse en el primer escaño para ver fotos y cortos audiovisuales que resumen y de nuevo deslumbran sobre la historia y las labores realizadas con el objetivo de hacer realidad un sueño que trascendió el paso del tiempo contra viento y marea