
Goethe decía que una mujer y un vaso de vino curan todo mal, mientras Salvador Dalí nos dejaba su reflexión: Un gran vino requiere un loco para hacerlo crecer, un hombre sabio para velar por él, un poeta lúcido para elaborarlo, y un amante que lo entienda.
Ernest Hemingway era bastante proclive a los excesos. Así fueron célebres en Francia sus comelatas de ostras (dos docenas fácilmente) con dos o tres botellas de vino blanco, preferiblemente Chardonnay.
Continuar leyendo