Los besos, como las promesas y los proyectos, quedaron guardados inesperadamente. Las profecías de Nostradamus y los Incas jamás imaginaron que el mundo entraría en parálisis casi absoluta por culpa del nuevo coronavirus.
Así, cada amanecer se antoja la continuidad de una aventura de aristas dramáticas y trágicas que nos mantiene a todos en vilo. Parafraseando a Francois Truffaut en su comedia romántica Baisers volés (Besos robados), de momento hemos quedado a la deriva.
Truffaut rodó la película que venía a empalmarse con Los 400 golpes, destacada joya de la Nouvelle Vague del cine francés, nada menos que en 1968 en pleno auge de la llamada revolución de mayo.
Los nervios andaban muy crispados y al maestro se le criticó la falta de compromiso con un largometraje considerado ligero. Sin embargo, se defendía al subrayar sus protagonistas:
-Antoine pertenece a la clase obrera y debe trabajar para sobrevivir; Christine depende de sus padres y tiene un buen nivel de vida. Los desprotegidos tienen poco tiempo para la política.
Discutible argumento que de cierto modo provoca el Séptimo Arte de forma transversal para dejar en el ambiente la pregunta de siempre: ¿quiénes sufrirán más las consecuencias de Covid-19?
-COFRES MAGICOS
El vocablo Covid debe haber establecido récord de menciones cotidianas. Pero ha dejado espacios verdaderamente mágicos, el primero de ellos en reconocimientos espontáneos a toda la gente consagrada a salvar vidas, con médicos y especialistas de la salud en la vanguardia.
Las ovaciones que en España arrancaron en los balcones de las viviendas a las 2000 horas de cada noche, se extendieron por el universo y en Cuba la moda se instaló a las 2100 o mejor, a La Hora del Cañonazo de las Nueve, una tradición que data desde 1902.
Mientras los científicos se esfuerzan en el hallazgo de una vacuna salvadora, las cuarentenas o aislamiento social han creado un ambiente que en muchos casos permite sentir el regreso del contacto humano entre vecinos que antes apenas cruzaban saludos.
Los niños sufren ante la ruptura del hechizo de la inocencia, aunque por suerte, no comprenden la magnitud de los sucesos.
-ORFEBRERIA DE FUTURO
Por más que han tratado numerosas personas de convencerme de diversas hipótesis de conspiración o guerra bacteriológica, me reservo el derecho de soñar con el futuro, sin aceptar que exista tanta perversidad dentro de los seres humanos.
Tal vez los hechos terminen por defraudarme, pero prefiero aferrarme a los pasajes hermosos que han regalado al mundo en las últimas semanas gente seria, comprometida, responsable, sacrificada hasta lo indecible, por amor al prójimo.
Ojalá y los políticos dejaran de hacer politiquería, también con Covid-19, aunque sería mucho pedir. Y que los enemigos se reconciliaran por un rato.
Hace unos días, el 2 de abril, dos personas muy queridas cumplieron años al unísono. Y con las maravillas de Internet nos vimos, conversamos y cada una tuvo su pedido muy especial:
Andrea (6 años): necesito que tomes un avión y vengas ya (…)
Nelia (92 años): lo único que quiero es que nos volvamos a ver pronto (…).
Y los deseos de Andrea y Nelia se van a cumplir,igual que los míos,tu degustando un buen vino y yo,un Vodka.
Un abrazo.
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Esperemos eso, que todo vaya para mejor en el futuro. Ojalá, y que esto sirva de lección para algo…bueno ojalá.
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Habrá que guardar más besos, abrazos y vida. Ojalá que esta tragedia sirva de algo para la humanidad y que los políticos dejen de ser gilipollas.
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Muy bien Francisca, así se habla. Coincido plenamente.Muchas gracias por el comentario.
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Tendriamos muchas cosas que decir después del coronavirus, pero la pregunta que quedará siempre flotando en el aire es si la humanidad aprenderá por fin una lección de este tipo. Quedan igualmente pasajes hermosos de la familia y los amigos unidos.
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Después del Sars-Cov2, o el nuevo coronavirus, quedarán muchas preguntas sin respuestas. Lecciones? Muchas. Al menos mentalmente espero que gente como nosotros adopte una actitud más constructiva y que nos planteemos un futuro con una visión menos egoista. Es hora de reaccionar. Gracias.
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