Me ha puesto a pensar la secuencia del canguro angustiado frente a la muerte, tal vez repentina, de su compañera, y el hijo que parece desconcertado ante la pérdida de su madre.
Aquí se da la máxima relativa de que una imagen vale más que mil palabras. Pero más allá, las gráficas tomadas de manera fortuita por el fotógrafo Evan Switzer en Queensland, Australia, guardan un significado especial.
Ví al macho recoger a la hembra. Parecía que solo quería levantarla y ver qué problema tenía. Permaneció a su lado. Fue muy especial, estaba de luto por su pérdida, relató Switzer después de encontrarse con la amarga sorpresa en el bosque de River Heads.
Los comentarios en las redes sociales, en su inmensa mayoría, son de personas conmovidas por la ternura, compasión y ceremonial pocas veces visto ante el deceso de la marsupial, con críticas, algunas mordaces, a los humanos por no aprecian en ocasiones el sentido de la vida.
De inmediato vienen a la mente las guerras, la pobreza extrema, el cambio climático y el egoísmo, que no permiten hacer de nuestro planeta un lugar más agradable.
Y un simple canguro y su hijo, que sin mediar palabra, en su lenguaje animal, sin la facultad del raciocinio, es capaz de ofrecernos una emocionante escena de amor por la vida.
Sin lugar a dudas las escenas recogidas por el fotógrafo resultan conmovedoras y envían un mensaje claro y fuerte a tantos desalmados que habitan en este mundo.
Cuanto tenemos que aprender los seres humanos de los animales!!!!!!. No solo nos diferencian el saber reír.
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Muy atinado comentario que comparto cuando veo los horrores en este mundo cada día.
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Maravillosa estampa y buena reflexión sobr el valor de la vida
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La cotidianidad y los deberes normalmente no nos dejan pensar en temas tan terrenales como la vida y la muerte. Gracias por el comentario.
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