Estremecidos en la conmoción que significa el adiós a un buen amigo, el mundo de cinéfilos guardará siempre en el recuerdo de los elegidos al actor estadounidense Paul Newman.
Era en apariencia una de esas personas fáciles de trabar relación y aunque no le faltó nunca fama y dinero, trató de mantenerse en la cuerda de lo común, a distancia del “show biz” y de las estridencias.
Tal vez el propio comunicado oficial de su familia, al dar a conocer su deceso a los 83 años de edad, lo resume todo: “su muerte fue tan privada y discreta como la forma en que vivió su vida…”.
No pudo vencer su última batalla, contra el cáncer, pero hizo de su existencia algo más intenso que el regodeo fútil con las luminarias de Hollywood, al dedicar buena parte de su tiempo a actividades filantrópicas.
Ganó el premio Humanitario Jean Hersholt, dos Oscar honoríficos y uno al Mejor Actor en 1986 por El color del dinero, como “tutor” de Tom Cruise. Llevó 50 años de matrimonio con la actriz Joanne Woodward y esos ojos azules que irradiaban más bondades que seducciones, completaron su admirable aureola.
Paul Leonard Newman, nacido el 26 de enero de 1925 en Cleveland, creó una línea de productos de alimentos (Newman´s Own), que patrocinaba a numerosas organizaciones benéficas. Alternando con su hobby de carreras paralelas de Fórmula Uno, se consagró a impulsar los campamentos de verano Hole in the Wall para niños de todo el mundo aquejados de enfermedades letales. Newman impulsó en memoria de su hijo, fallecido por sobredosis de estupefacientes, la Fundación Scott Newman, destinada a auxiliar y proteger a personas víctimas de la droga.
Un hombre que siempre estuvo comprometido con la lucha por los derechos civiles de su país, de trayectoria humanista y pacifista, a quien el presidente Richard Nixon lo hizo figurar, de su propio puño y letra, en una lista de los enemigos más connotados de su administración.
La consagración de este extraordinario actor, nueve veces nominado al Oscar, se hizo definitiva como estrella de Hollywood en 1966 con su participación en una superproducción de cine negro que hizo historia: Harper, detective privado, de Jack Smight.
A partir de entonces Newman comenzó su leyenda en la industria hollywoodense, tras su gran éxito con la película La gata sobre el tejado de zinc, una trayectoria que culminaría en 1985 tras ganar el Oscar Honorífico, a pesar de que continuaría con su carrera unos cuantos años más.
Fue dirigido por una variedad de prestigiosos realizadores, como Alfred Hitchcock, Stuart Rosenberg, John Huston, Robert Altman, Sydney Pollack, Martin Scorsese, Sidney Lumet y Joel Cohen.
Como dijeron sus cinco hijas, Newman se sentía agradecido de su buena fortuna y cuando ya supo de la inminencia de su muerte destacó: Ha sido un privilegio estar aquí.