Paris.- Pequeños detalles, grandes emociones. Música. Lo insólito puede ocurrir en París.
Contar, relatar, ojalá con los aires del Gabo con su impronta fabulera, o de Neruda y Borges, con el encanto poético.
Sucedió en el metro parisino, una noche de huelgas, en la estación de la Place de la Concorde. El inesperado concierto de guitarra clásica hacía el milagro de atemperar los ánimos, con la llegada de un joven juglar que aderezó el ambiente con tintes melódicos.
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