Sometidos a una avalancha de información diseñada para las redes del ciberespacio, con frecuencia somos víctimas de ucases lapidarios que reiteran una misma idea. Son dictámenes de “obligación social”, asfixiantes e indiscutibles.
Nos ofrecieron a París como la Ciudad Luz a partir de las corrientes iluministas que dominaron el Siglo de las Luces, el XVIII, cuando Francia marcó pautas con un movimiento cultural, filosófico y político.
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