Nunca antes había visto algo tan inverosímil como una botella de cognac al precio de 8,300 euros. Era un Hennesy, francés por supuesto, adornado con una exquisita artesanía que bordeaba los contornos de un reloj.
Pero era simplemente una botella de cognac en las elegantes tiendas de Fauchon de París, en las inmediaciones de la Plaza de la Madeleine, donde se encuentra la renombrada iglesia.
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