París.- Vivir seis veces la aventura de los Juegos Olímpicos es un privilegio para los amantes del deporte. Hacerlo en París, la inconmensurable Ciudad de las Luces, es un regalo entrañable.

   Ya lo decía Humphrey Bogart a Ingrid Bergman, o Rick a Ilsa, en Casablanca: “Siempre tendremos París”.

   O la histórica frase de Henri IV al convertirse al cristianismo para favorecer su reinado: ¡París bien vale una misa! (Paris vaut bien une messe).

   Para seguir la línea de las celebridades y muy a tono con lo ocurrido en los Juegos Olímpicos de 2024, “París era una fiesta”, la mítica última novela de Ernest Hemingway, de alguna forma recreada mucho tiempo después por Woody Allen en su comedia “Midnight in Paris”.

-LO DEPORTIVO

   Nos dejó un cúmulo de emociones insuperables. Desde la euforia incontrolable por el éxito sufrido, acompañado de años de sacrificios y esfuerzos, o el fracaso con tintes dramáticos de sentir en segundos el sueño echado por tierra.

   El sueco Armand Duplantis, récord mundial en salto con pértiga con 6,25 metros; los franceses Léon Marchand, cuatro oros y un bronce en natación, y el judoca Teddy Riner, dos preseas áureas completando una colección de cinco en Juegos Olímpicos.

   El luchador cubano Mijaín López, el gigante de la modalidad grecorromana de todos los pesos, con su quinto cetro olímpico en igual número de citas bajo los cinco aros. Primer deportista de la historia en conseguir una hazaña así.

   De las féminas, nadie podrá olvidar a la pequeña gimnasta estadounidense Simone Biles, oro en el All Around individual, general por equipos y caballo de salto, junto con una de plata en suelo. El “Redemption Tour” de su equipo, tenía varias lecturas.

   Alejada del deporte por no soportar la presión y problemas mentales, fue una de las voces en las denuncias de abuso sexual del entrenador Larry Nassar. Acumula siete preseas áureas, dos plateadas y dos de bronce en Juegos Olímpicos, un capítulo que parece no estar cerrado a sus 27 años.

   Tampoco sería justo olvidarse de la ondina australiana Kaylee McKeown, cinco medallas en París 2024, oro en 100 y 200 espalda, plata en 4×100 estilos, y bronce en 200 metros estilos y 4×100 combinados mixto. A sus 23 años, ya suma 12 preseas olímpicas, contando las siete de Tokio 2020.

   Faltarían por mencionar, en una lista que ocuparía en verdad más espacios, las estadounidenses Sydney McLaughlin, sensación en los 400 con vallas, con plusmarca mundial 50,35 segundos, y oro también con el relevo femenino de la distancia; y la veterana nadadora Katie Ledecky, reina de los 800 y 1,500 metros libres.

-LAS POSTALES

   París Ciudad Teatro, Museo, Literatura, Danza, Opera, Cine, una simbiosis de géneros musicales y en el impasible Sena, 206 países en el desfile en barco de la apertura de los Juegos Olímpicos.

   Una síntesis ambiciosa de lo que fue la ceremonia inaugural de la cita bajo los cinco aros en el Sena y sus inmediaciones, con la imponente Torre Eiffel en todas las dimensiones posibles.

   En París mi amigo Robert rebasó sus propias expectativas. Sentados en un bar de esta urbe encantadora, recordamos su presencia en ocho Olimpiadas, por seis en mi caso, en algunas de la cuales hemos coincidido.

   De las postales, el impacto en el acercamiento de las instalaciones deportivas (nuevas o temporales) al público, con el detalle de mostrar emblemas parisinos.

   Así, nos recreamos con el Sena y su ilustre puente Alexander III; el Palacio y los Jardines de Les Invalides (donde reposan los restos de Napoleón Bonaparte); Trocadero, la Torre Eiffel y los Campos de Marte; el Arco de Triunfo y Les Champs Elysées hasta el Grand Palais; la Plaza de la Concordia, las Tulleries, el Louvre o el Palacio de Versailles, entre otros.

   Teddy Riner y Marie Jose Perec, y un pebetero extraordinario, un aerostato de siete metros de diámetro elevándosela a 30 metros a los cielos de París en medio de las Tullerías. Nadie se lo esperaba.

   El Himno del Amor, Celine Dion, ¡que más!. Nada fue lo que parecía, nunca nada será igual después de este increíble y deslumbrante acto. París colocó la varilla a una altura descomunal y desde ahora será un sueño igualarlo.

   Un solo de ballet en la cúpula de la Opera Garnier, los saltos de Quasimodo de Notre Dame marcando el recorrido de la antorcha, las embarcaciones en movimiento, Grecia a la cabeza, y Lady Gaga para amenizar con “Mon truc en plumes”, un clásico del cabaret francés de exquisita factura.

   Notas en su piano de la célebre La vie rose, y las almas indispensables de Edith Piaf y Charles Aznavour.

   Los acordeonistas y bailarinas de cancán, Ravel, Bizet, Moliére, Balzac, Víctor Hugo, Jules Verne, Pierre de Courbertin y La Marsellesa, en tono soprano.

   ¡París 2024!