De pronto el desconocimiento, que no la ignorancia, nos reta en un país tan fascinante como el Perú y si bien las sensaciones son disímiles, entre el amor y la desidia, los XVIII Juegos Panamericanos han hecho el milagro del suspiro limeño.
En realidad Suspiro Limeño es un delicioso postre, para quienes gusten de algo intensamente dulce, elaborado con leche, yema de huevo, azúcar, vino de oporto, claras de huevo y esencia de vainilla. Apenas el asomo de la extraordinaria gastronomía peruana.
Pero la fiesta deportiva continental, Panamericana y Parapanamericana que abarca los meses de julio y agosto de 2019, ha sido la oportunidad aprovechada con sutileza y elegancia para relanzar a la nación incaica al mundo.
Más allá de cualquier consideración, el impacto de la historia, la música, la danza, arquitectura, paisajes sui-géneris, plástica, tradiciones y esa increíble mística que acompaña al arte culinario, terminan por rendir al visitante de admiración.
Tampoco es un idilio edulcorado (aunque con el Suspiro Limeño sería bastante), sino el acompañamiento a cada detalle de una deliciosa comida, el humor de acento andino y capítulos nuevos para el forastero, de super alimentos, de los antecesores de los maratonistas y creadores de los relevos, los chasquis.
La sabiduría de los incas y sus antecesores en estas tierras, y una variedad de productos que rebasan el entendimiento común hasta saborearlos después de preparados. Es un secreto a la vista como logran que condimentos incisivos del tipo ajíes, cebollas, limón y picantes lleguen al equilibrio y estremezcan las papilas gustativas.
Ceviche, saltado de lomo, pescados, mariscos, causa limeña, ají de gallina, papa a la huancaína, tarwi, quinua y anchovetas (…).
El sacrosanto Pisco, peruano, en una abierta guerra contra los que dicen que hay un similar del mismo nombre denominado Pisco de Chile. Destilados o aguardientes de uvas, con dardos de un lado a otro.
Y de nuevo, el enamoramiento que nos conmueve con dos canciones que quedarán para siempre en la memoria de quienes estuvimos en los Juegos Panamericanos de Lima 2019: Cariñito y naturalmente, la inolvidable Chabuca Granda con La Flor de Canela, interpretada en la ceremonia inaugural por el tenor Juan Diego Florez.
De las palabras, al lente del amigo Tito Meriño, para sellar el recuerdo.