En el umbral de la ceremonia de los Premios Oscar en febrero de 2020, le comenté a una amiga de la película sudcoreana Parásitos. Ante mi sorpresa, reaccionó ofendida: ¿Parásitos?
No se refería precisamente al cine, sino a una interpretación errónea que hizo al suponer que yo la había calificado a ella y a su marido de Parásitos. Aclarado el dislate, llegó la risa antes de comentar con vehemencia el tema.
Gisaengchung, nombre original de la cinta, lanzó su clarinada con la prestigiosa Palma de Oro en el Festival de Cannes del pasado año.
De los aciertos más notables del largometraje del realizador Bong Joon Ho, hay tres que en particular llaman la atención: se habla en coreano todo el tiempo; es capaz de transitar de un mordaz humor negro al horror; y deslumbra por su guión redondo.
Por añadidura, asombra en tanto puesta en escena de realidades lacerantes dentro de uno de los “tigres” de la economía asiática.
Los cuatro premios Oscar de la Academia de Hollywood no sólo recompensan una trayectoria de nueve largometrajes, entre ellos Barking dogs never bites del año 2000 y con algunos lauros internacionales, sino que marca un hito.
Conquistó los galardones de Mejor Película y Mejor Película Internacional, además del muy cotizado Oscar de Dirección, junto con Mejor Guión Original.
¿Pero qué tiene de diferente Parásitos?
Se trata de una aproximación a las cuerdas y aristas de problemas universales desde la óptica asiática, particularmente coreana. Un joven desempleado obtiene un trabajo temporal con una familia adinerada.
El oportunismo en todas sus dimensiones se abre paso en la misma medida en que el chico descubre cierta ingenuidad dentro de una familia llena de lujos y arrogancia.
Sin pausas explicativas, el filme transcurre con ritmo e intensidad. Desliza, propone y atisba en los personajes. Se aleja de convenciones comunes y nos muestra con originalidad las disparidades entre pobreza y riqueza.
Además del trato agudo de un tema muy contemporáneo y al parecer endémico en la sociedad actual, recurre al humor, usa ardides del thriller al mejor estilo de Hichtcock y tiene la virtud de sorprender.
Era ya una apuesta segura tras Cannes y el Globo de Oro, pero pocos pensaron que Parásitos se llevaría cuatro Oscar.
Algunos críticos la consideran una obra maestra. Habrá tiempo para digerirla, en especial por no ser parte directa de la cultura occidental. Pero si convenció a la Academia, anglófona por naturaleza, se abrirá paso en el mundo.
La plataforma de los Oscar es muy poderosa y dejar en el camino a The Irishman, 1917, Jojo Rabbit, Marriage Story, Mujercitas, Erase una vez…en Holywood, Joker y Le Mans66, ya es un mérito supremo.
En cuerdas muy diferentes, establecería un paralelo con Marriage Story (Noah Baumbach), de esas historias comunes en las que los hechos se antojan intrascendentes y terminan desbordándonos. Así que Parásitos (…)
Una muestra de que el cine también tiene bastante que decir en una nación como Corea del Sur. La temática es bastante universal pero tiene una marca asiática
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Gracias por el comentario. Y sí, en efecto, muchas veces hablamos del lejano oriente como si fuese algo ajeno y en verdad también es parte de los problemas universales.
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